Las ballenas siguen
las rutas de las ballenas.
Los gansos,
rutas de aire magnetizado.
Para ir lejos
las precisiones importan.
Pero cuántas veces
el corazón
que parte hacia Perú
llega a China,
timoneando firme.
Consultando las cartas
toda la travesía.
Jane Hirshfield, New York, Estados Unidos, 1953
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: Public Domain image
China
Whales follow
the whale-roads.
Geese,
roads of magnetized air.
To go great distance,
exactitudes matter.
Yet how often
the heart
that set out for Peru
arrives in China,
Steering hard.
Consulting the charts
the whole journey.
Los poemas que no hemos leído
deben ser los más intensos:
imperfectos, extremos.
Como pasa con el amor, sus días, sus noches.
Está en la cima de la montaña
y busca más montaña, puntos más empinados.
El descenso una idea imposible de imaginar.
Jane Hirshfield, New York, Estados Unidos, 1953
Versión © Gerardo Gambolini
The Lost Love Poems of Sappho
The poems we haven’t read
must be her fiercest:
imperfect, extreme.
As it is with love, its nights, its days.
It stands on the top of the mountain
and looks for more mountain, steeper pitches.
Descent a thought impossible to imagine.
A veces en la vida —cualquier vida—
llega un momento, llega una decisión,
y entonces lo esencial ocurre o no.
Quizás la sopa tiemble de repente en su cuchara,
atrapada entre el plato y la boca,
y entonces la mano se afirma.
La sopa no sabe de la decisión. Se enfría.
La cuchara no sabe.
La mano lo siente, lo siente, pero la mano no sabe.
La mano se pone otra vez firme o no.
Y en ese instante, de toda la vida, se toma la decisión.
Así Virgilio, un mediodía, concibió la Eneida
y nada se alteró a su alrededor,
ni el trino de las aves —
alondras, mirlos — ni el curso del Tíber.
Augusto murmura “¿Actium?” y nada cambia.
Un soldado que morirá allí por uno de los bandos arregla su huerto.
Un soldado que morirá por el otro juega a la escondida con sus hijos.
¿Dónde se registra en los anales un momento de esos, entonces?
No en las estrellas indiferentes.
No en el gato que echa un vistazo,
cansado de la quietud de la habitación, ahora más pronunciada,
y de su única mano, lenta.
Es así en toda la tierra.
Gatos aburridos, aves cuyo aparente abandono
es su destino, no simple para ellos, aconteciendo.
El mosquito pica
al poderoso o al condenado y se alimenta igual.
Pero lo que ahora ocurrirá o no
fue entretanto decidido, menos sus cinco microlitros de sangre.
Cosa que no le importa a nadie todavía,
porque aún no ha ocurrido nada, nada se sabe.
Pero en este momento el mosquito está feliz,
porque el hambre que lo hizo además su vehículo ha sido satisfecha.
Jane Hirshfield, New York, Estados Unidos, 1953
versión © Gerardo Gambolini
A Moment Travels the Visible Fraction at Dusk and Is Gone
A few times in a life—any life—
a moment comes, a decision comes,
and then the essential thing happens or it does not.
It may be the soup suddenly trembles in its spoon,
caught between soup bowl and mouth,
and then the hand steadies.
The soup does not know the decision. It cools.
The spoon does not know.
The hand feels it, it feels it, but the hand does not know.
The hand grows steady again or it does not.
And in this instant, in all a life, the decision is made.
Thus Virgil, one midday, conceived the Aeneid,
and nothing altered around him,
not the chatter of songbirds—
nuthatches, thrushes—not the course of the Tiber.
Augustus murmurs “Actium?” and nothing changes.
A soldier who will die there on one side tends to his garden.
A soldier who will die for the other plays hide-and-seek with his sons.
Where then is such a moment registered in the annals?
Not in the dispassionate stars.
Not in the house cat who glances over,
bored with the room’s now-steepening stillness
and its one, slow-moving hand.
So it is all over the earth.
Bored cats, birds whose seeming abandon
is their own fate, unsimple to them, going on.
A mosquito drinks
from the powerful or the lost and is equally fed.
Yet the thing that now will happen or not
has been meanwhile decided, less its five microliters of blood.
Which does not as yet matter to anyone,
for as yet nothing has happened, nothing is known.
But the mosquito this moment is happy,
for hunger which made her also its vehicle has been fulfilled.