jueves, 27 de septiembre de 2012

Eleni Vakaló // Dinos Christianópulos






Un día mi hijo mayor dijo
“Esta noche volveré tarde a casa”.

Hice dormir a los pequeños
y creo que entonces miré nuestra casa
por primera vez.

Era vieja
y en el invierno con las lluvias habría goteras.



Mi padre tenía un ojo de vidrio.

Los domingos cuando estaba en casa, sacaba de su bolsillo
varios ojos, los lustraba con el borde de la manga y
llamaba a mi madre para que eligiera. Mi madre reía.

Por las mañanas mi padre estaba contento. Jugaba con el
ojo en su palma antes de ponérselo y decía que era
un buen ojo. Pero yo no lo quería creer.

Me ponía un chal oscuro sobre los hombros como si tuviera
frío y espiaba. Un día por fin lo vi llorar. No había
ninguna diferencia con un ojo verdadero.


Eleni Vakaló, Grecia, 1921-2000
Poesía Griega Moderna, Ed. Vinciguerra, Bs. As., 1997.
Trad. Horacio Castillo




Era hermosa aquella tarde con la interminable discusión en
la vereda.
Los pájaros gorjeaban, pasaba la gente, corrían los automóviles.
Por la ventana de enfrente se oían cantos rembéticos* en la
radio y la niña de nuestro vecino cantaba su pena.
Se deshojaba la acacia y perfumaba el jazmín
y cerca de la muralla los chicos jugaban a la escondida
y las niñas hacían girar la cuerda — 
jugaban cerca de la muralla y no sabían de la muerte, 
jugaban cerca de la muralla y no sabían del remordimiento,
y yo amé mucho a los hombres aquella tarde,
no sé por qué, los amé mucho, como un moribundo.


* rembético: especie de canto popular



Aquellos que amaste
uno tras otro desaparecieron
el árbol quedó otra vez sin hojas

Es extraño cómo encuentra valor
y florece


Dinos Christianópulos, Grecia, 1931
Poesía Griega Moderna, Ed. Vinciguerra, Bs. As., 1997.
Trad. Horacio Castillo


martes, 25 de septiembre de 2012

Carla Faesler






“…y a los hombres ataban unas sogas por medio del cuerpo,
y cuando salían a orinar, los que los guardaban
teníanlos por la soga porque no se huyesen.”
Fr. Bernardino de Sahagún.
Historia general de las cosas de la Nueva España.


Será sacrificado el cautivo
Así, de la manera que aquí sigue:
primero, se le arrancan los cabellos,
sólo de coronilla, no los otros.

Se recogen en cajas los mechones
porque son las reliquias de este día.
Entonces se le lleva hacia el templo,
porque él será la ofrenda de la fiesta.

Hay veces que no quieren, van llorando,
y como que se caen por el camino.
Si no quieren subir, se les obliga

por los pelos. Así se les arrastra,
aunque cueste trabajo. Da coraje,
mas con la fiesta, luego uno se olvida.


La casa del investigador

Había en el florero un ramillete de brazos.

Mi amigo me había hablado
de un busto de cadáver sobre el piano,
que tenía una peluca.

Guardaba el anfitrión, para los niños,
en una estancia alegre y llena de color,
fetitos momificados con ropa de muñeca.

Noté algunas piernas de señorita
al pie de las puertas para impedir chiflones
y en su gran biblioteca, una pálida lengua
había sido adaptada como control de tele.

Varias nalgas servían de cojines en los amplios sillones de la sala.

Durante la comida, le pedí una cuchara
y abrió un largo cajón del trinchador
lleno de pies dispuestos, uno después del otro,
en cuyos muchos dedos se ordenaban, de plata, los cubiertos.

Tomamos el café en la terraza,
la sombrilla tenía color de pergamino.

Un intestino grueso servía como manguera
y una mano sin uñas hacía de rehilete sobre el pasto.

Para espantar las moscas,
en el techo giraban unos ventiladores
hechos con cuatro fémures y cueros cabelludos.

Como adorno en el baño,
ojos de mil colores bajo el agua,
en un bibelot de cristal cortado.

Estaba pensando en donar mi cuerpo,
cuando muera, a la ciencia.

Pero sería más útil dar mi computadora.



Sangra la carne expuesta entre las moscas
Dentro de las vitrinas

Muestran los cerdos sonrisas
Estremecidos hasta el miedo

Y sus ojos son difíciles al ojo

Entro a los olores saturada
Y extiendo el dinero al del cuchillo

Tres monedas mojadas me devuelven sus uñas

Me llevo una cabeza para reconstruir
La oreja, el hocico, la sonrisa.



En la tienda, la caja ronronea,
libera el cuerpo aquello que le falta:
feromonas y rosa adrenalina,
sonrisas de sustancias incoloras.

Es el nuevo color en los cabellos,
obligados al rizo, sometidos al rayo,
lejos del lacio oscuro que señala
el emblema más pobre. La industriosa

bondad de lo exitoso, ese blanco
compacto en las mejillas, sobre aquellas
facciones de vencidos ahora alegres,

maquillado su miedo y su fracaso,
cuya imagen por fin ya palidece,
del espejo del mundo eliminada.


Carla Faesler, México, 1967

sábado, 22 de septiembre de 2012

Charles Bukowski




Oh sí

hay cosas peores que
estar solo
pero a menudo lleva décadas
darse cuenta de eso
y más a menudo
cuando lo haces
es demasiado tarde
y no hay nada peor
que
demasiado tarde


Oh Yes

there are worse things than
being alone
but it often takes decades
to realize this
and most often
when you do
it’s too late
and there’s nothing worse
than
too late.
 



desnudo al costado de la casa,
las 8 a.m., poniéndome aceite de sésamo
en el cuerpo, Dios, he llegado
a esto?
alguna vez en callejones oscuros
luché por una risa.
ahora no estoy riendo.
me esparzo aceite y me pregunto
cuántos años quieres?
cuántos días?
mi sangre está manchada y hay un ángel
oscuro posado en mi cerebro.
las cosas están hechas de algo y
terminan en nada.
entiendo la decadencia de las ciudades, de
las naciones.
pasa un pequeño avión.
alzo la vista como si tuviera sentido
mirar hacia ariba.
es cierto, el cielo se ha podrido:
no falta mucho para ninguno de
nosotros.


Decline

naked along the side of the house,
8 a.m., spreading sesame seed oil
over my body, Jesus, have I come
to this?
I once battled in dark alleys for a
laugh.
now I'm not laughing.
I splash myself with oil and wonder,
how many years do you want?
how many days?
my blood is soiled and a dark
angel sits in my brain.
things are made of something and
go to nothing.
I understand the fall of cities, of
nations.
a small plane passes overhead.
I look upward as if it made sense to
look upward.
it’s true, the sky has rotted:
it won’t be long for any of
us.
 



era un hombre realmente asombroso
se daba aires de
rico
aunque vivíamos a avena y frijoles y salchichas
cuando nos sentábamos a comer decía
“no todo el mundo puede comer así.”

y porque quería ser rico o porque realmente
creía que era rico
siempre votó a los republicanos
y votó a Hoover contra Roosevelt
y perdió
y después votó a Landon contra Roosevelt
y volvió a perder,
diciendo, “¡No sé adónde irá a parar este mundo,
ahora que tenemos a ese maldito rojo ahí de nuevo
y después tendremos a los rusos en nuestro patio trasero!”

creo que fue mi padre quien me llevó a decidir
ser un vago.
decidí que si un hombre así quiere ser rico,
yo quiero ser pobre.

y me hice un vago.
viví con centavos y en cuartos baratos y
en bancos de plaza.
pensé que los vagos quizás sabían algo.

pero descubrí que la mayoría de los vagos también
querían ser ricos.
sólo que habían fracasado en eso.

así, atrapado entre mi padre y los vagos
no tenía un lugar adonde ir
y fui allí, rápido y despacio.
nunca voté republicanos
nunca voté.

lo enterré
como un bicho raro de la tierra
como cien mil bichos raros
como millones de otros bichos raros,
consumidos.


my father

was a truly amazing man
he pretended to be
rich
even though we lived on beans and mush and weenies
when we sat down to eat, he said,
“not everybody can eat like this.”

and because he wanted to be rich or because he actually
thought he was rich
he always voted Republican
and he voted for Hoover against Roosevelt
and he lost
and then he voted for Alf Landon against Roosevelt
and he lost again
saying,  “I don't know what this world is coming to,
now we’ve got that god damned Red in there again
and the Russians will be in our backyard next!”

I think it was my father who made me decide to
become a bum.
I decided that if a man like that wants to be rich
then I want to be poor.

and I became a bum.
I lived on nickles and dimes and in cheap rooms and
on park benches.
I thought maybe the bums knew something.

but I found out that most of the bums wanted to be
rich too.
they had just failed at that.

so caught between my father and the bums
I had no place to go
and I went there fast and slow.
never voted Republican
never voted.

buried him
like an oddity of the earth
like a hundred thousand oddities
like millions of other oddities,
wasted.
 



Somos como rosas que jamás se molestaron en
florecer cuando deberíamos haber florecido y
es como si
el sol se hubiera hartado con
la espera


Finish

We are like roses that have never bothered to
bloom when we should have bloomed and
it is as if
the sun has become disgusted with
waiting
 


Charles Bukowski, Andemach, 1920 – Los Ángeles, 1994
versiones © Gerardo Gambolini

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Serviremos






¿No será la obediencia algo así como el hipnotismo?
—Friedrich Nietzsche

¿Y si llueve?
—Jerome K. Jerome


Un largo siroco en el paisaje, y la calima que talla
frentes iguales, cuencos vacíos —

(era cierto, cien veces preferible
la galia en guerra
a la paz esmeralda)

aquí
renacen estampitas al calor de un
credo bursátil, un gol venerado

pequeños oradores adornan la biblioteca
a la vera del baldío
hoy no vendrá —repiten en lenguas—
pero mañana seguro que sí

restos de latas, pan dulce
lo único que hay
es énfasis


Gerardo Gambolini, Argentina, 1955
imagen: ejército de terracota de Xian


viernes, 14 de septiembre de 2012

Wadih Sa'adeh // Issa Makhlouf






Saldrás con camisas chillonas para enfrentarte con tus soledades
de día o de noche
saldrás
y buscarás en los campos de las estaciones
sin encontrar el tesoro de tu vida
de día o de noche
los océanos horadarán tus trajes
y en vano buscarás la aguja del sol.
Sabe que nunca el sol será tu amante
aunque tu vestido esté horadado
y sabe que serás el agua perdida
cada vez que gotees sobre el arroyo del alma
cada vez que alinees tus suspiros en el espacio
erigidos como una multitud de recuerdos.

aunque tengas una pequeña estrella
aunque la noche abra a veces su vida
a tus cerillas
tomarás otro camino y no la luz
y aparecerás en un momento inoportuno a la ventana del mundo.


Wadih Sa’adeh, Líbano, 1948



Tomó su nombre del agua
y comenzó a fluir.
La espuma que vimos sobre las olas
era su gente
y la hierba sobre las dunas
sus costillas.
Un país
cuyos hombres se habían marchado.
Por eso las mujeres se habían casado
con los árboles.


Wadih Sa’adeh, Líbano, 1948



Partimos para distanciarnos del lugar que nos crió y para ver el otro lado de la aurora.
Viajamos buscando la fuente de nuestro nacimiento. Partimos para completar el alfabeto, para cargar nuestro adiós de promesas, para viajar tan lejos como el horizonte, anulando nuestro destino y esparciendo las páginas al viento, antes de permitir que huya, o tal vez no, nuestra historia en otros libros.

Partimos hacia destinos no escritos para decir a los que hemos conocido que retornaremos para establecer relaciones otra vez. Partimos para aprender el lenguaje de los árboles que no viajan; para escuchar el tintineo de campanas en los sagrados valles en  busca de dioses más piadosos; para arrancarles a los extranjeros la máscara del exilio; para susurrar a los transeúntes que, como ellos, nosotros también pasamos, y que nuestra historia es efímera, tanto en la memoria como en el olvido, lejos de madres que encienden las velas de la ausencia y acortan el lapso del tiempo cada vez que elevan sus manos al cielo.

Partimos para no ver a nuestros padres envejecer, para no advertir las marcas del tiempo en sus rostros. Partimos para anunciarles a los que amamos que aún los amamos, que la distancia no puede asombrarnos y que el exilio puede ser tan dulce y fresco como la patria. Partimos para que al regresar un día, nos reconozcamos como exilados donde quiera que estemos. Partimos para borrar la diferencia entre aire y aire, agua y agua, cielo e infierno. Nada nos importa el tiempo, contemplamos la inmensidad, vemos olas brincando como niños, mientras el mar refluye entre dos barcos: uno que parte y el otro hecho de papel en manos de un niño.

Partimos como un payaso que viaja de poblado en poblado, guiando a sus animales que enseñan a los niños su primera lección de tedio. Partimos para engañar a la muerte que nos persigue de un sitio a otro. Continuaremos así hasta que estemos perdidos, para que donde quiera que vayamos nunca más nos encontremos a nosotros mismos y para que de esta forma nadie pueda encontrarnos.


Issa Makhlouf, Líbano, 1955


Imagen: Wadih Sa’adeh, Issa Makhlouf 
Traducciones de Yumana Haddad


martes, 11 de septiembre de 2012

Odgen Nash




Todo el mundo me cuenta todo

Me cuesta mucho entusiasmarme
con las noticias actuales.
Cuando uno piensa que por lo menos las perspectivas ya son tan negras que
no pueden ser más negras, empeoran.
Y por eso no me gustan las noticias, porque jamás ha habido una época en la que tantas cosas
estuvieran yendo tan bien para tantas de las personas equivocadas.


Everybody Tells Me Everything

I find it very difficult to enthuse
Over the current news.

Just when you think that at least the outlook is so black that it can grow no blacker, it worsens,
And that is why I do not like the news, because there has never been an era when so many things were going so right for so many of the wrong persons.



Un trago con algo

Hay algo con el Martini,
un escalofrío extraordinariamente agradable;
un Martini amarillo, suave;
quisiera tomar uno en este momento.
Hay algo con el Martini,
antes de que empiecen la cena y el baile,
y a decir verdad,
no es el vermouth —
creería que es el gin.


A Drink With Something In It

There is something about a Martini,
A tingle remarkably pleasant;
A yellow, a mellow Martini;
I wish I had one at present.
There is something about a Martini,
Ere the dining and dancing begin,
And to tell you the truth,
It is not the vermouth--
I think that perhaps it´s the gin.



Un consejo para maridos

Para que tu matrimonio continúe
rebosando amor de la copa,
admítelo, si estás equivocado;
cuando tienes razón, cierra la boca.


A Word to Husbands

To keep your marriage brimming
With love in the loving cup,
Whenever you’re wrong, admit it;
Whenever you’re right, shut up.



Cruzando la frontera

Empieza la vejez
y la edad mediana se ha cumplido
el día en que tus descendientes
ya son más que tus amigos.


Crossing The Border

Senescence begins
And middle age ends
The day your descendents
Outnumber your friends.



Odgen Nash, Estados Unidos, 1902-1971
Versiones © Gerardo Gambolini
imagen: s/d