Y mandó juntar los suyos
—Romance de Bernardo del Carpio
A la carga, plavamgamas!
—Valmiki
Lo que hemos amado como historia
Tuvo un principio y tendrá un fin
Y será como el paso de la luna
Entre la Horda y la Horda
Sin otra compañía que el vino
El ala de las tinieblas se abría suavemente
—Ibn Hazm
Lo turbio de una hora trasnochada
—Rainer Maria Rilke
Qué volverá de aquellos años
Abandonados como un baile
La vida transcurrió de prisa
Quemó todo
Abrió agujeros
Desclavó las cosas
Huyó lleno el estómago
Los rostros se han dorado
Oh niñez
Tú
Das
Las cartas
Quien puede ser suyo, non sea enajenado
—Juan Ruiz, Arciprestte de Hita
Sólo el saber podrá
Romper el poderoso sortilegio
—Novalis
El desamparo de la vida
Una cultura de casa de huéspedes
Desesperadas estampas
No cabe duda nuestra herencia
ha sido pródiga en desastres
Yo hubiera querido entrar en la Tierra de las Tinieblas, pero desistí de ello por lo penoso que resulta encontrar allí víveres y por el escaso provecho que me depararía
—Ibn Battùta
¡Valor!
—Capitán Marryat
No temas a la muerte,
Pues el el mismo sueño que la vida,
Y en ninguno somos nunca.
El Azar es nuestro padre.
La enfermedad que asola la ciudad o la belleza del cielo
son el mismo Azar.
A él me entrego.
Ríete de los dioses. Y adóptalos sólo
para defenderte de la locura de los hombres.
Amor, fortuna o derrota,
todo es tan efímero
como la lozanía de tu piel.
Y durará más el banco en que te sientas
a escribir que las palabras escritas.
imagen: s/d
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