Y se comprende, la tragedia
les es extraña, no acertarían
a plagiar nuestra ciega rutina
en extraer de los funerales bodas
y de las bodas funerales;
¿los concebiríamos
tratando de superar moralmente
fallas, atentados, burlas
a códigos que los gobiernan,
o resolviendo incertidumbres por el veneno,
estrangulamiento, la sedienta espada?
Ningún cuervo
le sacaría a otro el ojo
de un picotazo,
ningún lobo
le destrozaría a otro lobo
la yugular de una dentellada,
y ninguna paloma, liebre,
ni aún el gorila;
¿dónde asistir
a lo increíble, pájaros ajusticiando
a pájaros por dejar de cantar,
y cuyo silencio esconde crímenes,
o por o haber cantado
en el registro oportuno?;
con qué organizar,
en público una “Fedra” de gatos.
les es extraña, no acertarían
a plagiar nuestra ciega rutina
en extraer de los funerales bodas
y de las bodas funerales;
¿los concebiríamos
tratando de superar moralmente
fallas, atentados, burlas
a códigos que los gobiernan,
o resolviendo incertidumbres por el veneno,
estrangulamiento, la sedienta espada?
Ningún cuervo
le sacaría a otro el ojo
de un picotazo,
ningún lobo
le destrozaría a otro lobo
la yugular de una dentellada,
y ninguna paloma, liebre,
ni aún el gorila;
¿dónde asistir
a lo increíble, pájaros ajusticiando
a pájaros por dejar de cantar,
y cuyo silencio esconde crímenes,
o por o haber cantado
en el registro oportuno?;
con qué organizar,
en público una “Fedra” de gatos.
Alberto Girri, Buenos Aires, 1919-1991
imagen: s/d
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