sábado, 10 de marzo de 2012

Alberto Vega



La tragedia de Julio César


César regresa victorioso:
¡Salve César! — dicen todos —

Bruto lo mata para salvar la democracia
Así lo dice y convence a la ciudad:
¡Salve bruto! ¡Muera César!

Pero Antonio con su famoso discurso
Da vuelta la tortilla:
¡Salve Antonio! ¡Muera Bruto!

Ambos hacen y deshacen
Mientras la multitud va y viene
Dando más de un mal paso.

Bruto y Antonio pasan a la Historia
Mientras los fabios, los cayos y los lucios
(que son los que la hacen)
Se quedan como extras y en minúsculas.

Y así el pueblo convertido en carne de cañón
Después de la batalla es un pedestal de sangre
En el que con pose olímpica
Reina el César.

Shakespeare: La tragedia de Julio César
No es de Bruto ni de Antonio
Sino del pueblo y su maldita inocencia.


Alberto Vega, Arequipa, Perú, 1932
imagen: s/d


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