La biología de los números
Una vez salí con una mujer que me gustaba sólo un 43%
Así que sólo escuché el 43% de lo que dijo
Sólo dije la verdad un 43% del tiempo
Y sólo la besé con un 43% de mis labios
Algunos dicen que no puedes cuantificar el deseo,
ponerle un número a la pasión no está bien,
que el corazón humano no funciona así.
Pero para mí sí - Camino por la calle
y los números aparecen en las frentes
de la gente que miro. En los bares, es peor.
Con cada trago, los números suben
hasta que cada mujer en el antro tiene un borroso
ochenta y algo sobre sus cejas
y al día siguiente solo puedo recordar un 17 %
de lo que realmente pasó. Ése es el problema
con la bebida - te jode las matemáticas.
Jeffrey McDaniel, Estados Unidos, 1967.
Versión de Romina E. Freschi y Karina A. Macció
imagen: The California Journal of Poetics
The biology of numbers
Once I dated a woman I only liked 43%.
So I only listened to 43% of what she said.
Only told the truth 43% of the time.
And only kissed with 43% of my lips.
Some say you can't quantify desire,
attaching a number to passion isn't right,
that the human heart doesn't work like that.
But for me it does-I walk down the street
and numbers appear on the foreheads
of the people I look at. In bars, it's worse.
With each drink, the numbers go up
until every woman in the joint has a blurry
eighty something above her eyebrows,
and the next day I can only remember 17%
of what actually happened. That's the problem
with booze-it screws with your math.
El mundo silencioso
En un esfuerzo por hacer que la gente mire
más a los ojos de los otros,
y también para apaciguar a los mudos,
el gobierno ha decidido
adjudicar a cada persona exactamente ciento
sesenta y siete palabras por día.
Cuando suena el teléfono, lo pongo en mi oído
sin decir hola. En el restaurante
Señalo la sopa de fideos con pollo.
Me estoy ajustando bien a la nueva manera.
Tengo carteles para toda ocasión.
Cada mañana invento una nueva frase
Y la imprimo en una remera,
Como Los Humanos Están Llegando
O Karaoke Para Mudos.
Tarde a la noche, llamo a mi amante de larga distancia,
orgullosamente digo, Usé solo cincuenta y nueve hoy.
Guardé el resto para ti.
Cuando ella no responde
Sé que ha usado todas sus palabras
entonces murmuro despacio te amo
treinta y dos veces y un tercio
Después de eso, nos quedamos en línea
Y nos escuchamos respirar.
Jeffrey McDaniel, Estados Unidos, 1967.
Versión de Romina E. Freschi y Karina A. Macció
The quiet world
In an effort to get people to look
into each other's eyes more,
and also to appease the mutes,
the government has decided
to allot each person exactly one hundred
and sixty-seven words, per day.
When the phone rings, I put it in to my ear
Without saying hello. In the restaurant
I point at chicken noodle soup.
I am adjusting well to the new way.
I have placecards for every occasion.
Each morning, I invent a new phrase
which I print on a t-shirt,
like The Humans Are Coming
or Karaoke for Mutes.
Late at night, I call my long distance lover,
proudly say I only used fifty-nine today.
I saved the rest for you.
When she doesn't respond,
I know she's used up all her words,
so I slowly whisper I love you
thirty-two and a third times.
After that, we just sit on the line
and listen to each other breathe.
proudly say I only used fifty-nine today.
I saved the rest for you.
When she doesn't respond,
I know she's used up all her words,
so I slowly whisper I love you
thirty-two and a third times.
After that, we just sit on the line
and listen to each other breathe.
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