La tragedia de Julio César
César regresa victorioso:
¡Salve César! — dicen todos —
Bruto lo mata para salvar la democracia
Así lo dice y convence a la ciudad:
¡Salve bruto! ¡Muera César!
Pero Antonio con su famoso discurso
Da vuelta la tortilla:
¡Salve Antonio! ¡Muera Bruto!
Ambos hacen y deshacen
Mientras la multitud va y viene
Dando más de un mal paso.
Bruto y Antonio pasan a la Historia
Mientras los fabios, los cayos y los lucios
(que son los que la hacen)
Se quedan como extras y en minúsculas.
Y así el pueblo convertido en carne de cañón
Después de la batalla es un pedestal de sangre
En el que con pose olímpica
Reina el César.
Shakespeare: La tragedia de Julio César
No es de Bruto ni de Antonio
Sino del pueblo y su maldita inocencia.
Alberto Vega, Arequipa, Perú, 1932
imagen: s/d