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miércoles, 6 de abril de 2011

John F. Deane / 4 poemas


Cántico

A veces cuando vas hasta la verja roja
oyendo la música de tus zapatos en la grava,
una luna amarilla asoma por la colina;
cierras la verja y te apoyas en ella
como si algo se hubiera cumplido en el mundo;
un viento nocturno se filtra tenuemente por las hojas
de los álamos, y todo el ruido del universo se apaga
hasta el murmullo de un oboe, la nota dada
de una música perfecta; hay un vasto cielo totalmente
dedicado a las estrellas, y tú sabes, con certeza,
que todos los muertos están afuera, ahí arriba,
en una flotilla festiva, y que están celebrando
que una verja roja y una luna amarilla
afinen sus instrumentos contigo, acompañando la sinfonía.

John F. Deane, Achill Island, Irlanda, 1943
John F. Deane, Manhandling the Deity, Carcanet, Manchester, 2003
Versión © Gerardo Gambolini

Canticle

Sometimes when you walk down to the red gate
hearing the scrape-music of your shoes across gravel,
a yellow moon will lift over the hill;
you swing the gate shut and lean on the topmost bar
as if something has been accomplished in the world;
a night wind mistles through the poplar leaves
and all the noise of the universe stills
to an oboe hum, the given note of a perfect
music; there is a vast sky wholly dedicated
to the stars and you know, with certainty,
that all the dead are out, up there, in one
holiday flotilla, and that they celebrate
the fact of a red gate and a yellow moon
that tunes their instruments with you to the simphony.


Salmo

Toda la noche el ataúd fue un instrumento acostado
en la nave lateral; la mañana, y los ancianos, esperando,
apuran sus rosarios, los nudillos duros como cuentas;
nos hemos vuelto callados, rezan, al cuidado de la verdad,
¿y qué tenemos para mostrar? Huesos viejos y con nudos.

Con el siseo de la cureña, el ataúd va a ocupar
su lugar en el podio; afuera es primavera, las flores del ciruelo
en una melodía de blanco. Señor, tú nos has tocado y conocido;
nosotros tenemos viejas partituras solamente,
viejas cuentas que saldar, viejos tambores que batir.

John F. Deane, Achill Island, Irlanda, 1943
John F. Deane, Manhandling the Deity, Carcanet, Manchester, 2003
Versión © Gerardo Gambolini

Psalm

All night the coffin was a laid-down instrument
in the side-aisle; morning, and the old folk, waiting,
urge their rosaries, their knuckles hard as beads;
we have fallen still, they pray, in the care of truth
and what have we to show? Old bones, knotted.

In the sibilance of trestle-wheels the coffin comes
to take its place upon the podium; outside
it is spring, blossoms of the plum in a melody
of white. Lord you have touched and known us; we
have only old scores to settle, old drums to beat.


Guardia nocturna

En nuestros barrios residenciales, nuestras ciudades dormitorio,
estamos seguros. Pero en el corazón de la ciudad,
subiendo y bajando la soberbia escalinata de baldosas
del refugio de los hombres, pasan aquellos que podrían

ser ministros, sacerdotes, presidentes, pero no son;
de traje a rayas gris y chaleco mal combinado,
los que podrían ser funcionarios, pero no son;
engrasados y arrugados y molestos rondan

por nuestras calles, tambaléandose de lado, los que podrían
ser Platón, Lutero, Hopkins, si no fuera por alguna cosa minúscula
que pasaron por alto y los desvió un poco al costado.
Su sueño es una moneda encontrada bajo una luz oblicua,

olvido suficiente para apagar la atención
un rato. Pero a todos nos desean buena salud y buen juicio
los que despiertan a veces, sabiendo que nosotros también
fuimos visitados por fantasmas implorantes y olvidamos;

dígannos qué soñábamos, interpreten el sueño para nosotros.

John F. Deane, Achill Island, Irlanda, 1943
John F. Deane, Manhandling the Deity, Carcanet, Manchester, 2003
Versión © Gerardo Gambolini

Nightwatch

In our suburban villages, our dormitory towns
we lie secure. But at the city’s core
up and down the crack-tiled steps of the men’s
shelter, they pass who could be minister

or president or priest — but are not;
in dust-striped suits and mismatched waiscoats
who could be civil servants — but are not;
greased and creased and ill at ease they ghost,

side-staggering, our streets, who might
be Plato, Luther, Hopkins but for some tiny thing
that slipped them and shifted them a little to the side.
Their dream is a coin found under slanting

light, oblivion enough to damp down care
a while. But wish us all good health and reason
who wake sometimes, knowing we too have been
visited by importunate ghosts and have forgotten;

tell us what we dreamed, interpret for us the dream.


Siguen las lluvias

Hace días que llueve en los suburbios;
el agua se llevó por las cunetas
las rayuelas de los niños;

hemos visto a los muertos tendidos
en túmulos con sábanas, a los jóvenes encogidos
callados para la cámara mientras lloran por dentro;

en otro lugar sacan de pozos
cuerpos magullados.
Recuerdo cómo rezábamos por el tiempo

en las viejas ceremonias, sosteniendo que Dios
interviene en nuestra vida: las migraciones, los campos,
las barcas de pesca en mares encrespados. Declaramos nuestros

los dominios de la razón, aunque rara vez podemos
hacer alarde de ellos; de Dios son en cambio los dominios
del misterio, donde él se mantiene al margen, meditando quizás

en las catástrofes del hombre, y derramando lágrimas.

John F. Deane, Achill Island, Irlanda, 1943
John F. Deane, Manhandling the Deity, Carcanet, Manchester, 2003
Versión © Gerardo Gambolini

The Rains Persisting

It has rained for days across the suburbs;
chalk games of the smaller children
have washed down into the gutters;

we have seen the dead laid out
in sheeted humps, the shrivelled young
stilled for the camera while they weep inwardly;

somewhere else mauled bodies
are being drawn up from wells.
I remember how we prayed for weather

during the old ceremonies, holding that God
intervenient in our concerns: migrations, meadows,
trawlers out on dramatic seas. The domains

of reason we claim ours though we may boast
rarely of them, while God’s are the domains
of mystery, where he stays aloof, brooding perhaps

on man’s catastrophes, and shedding tears.