Horas serenas del ocaso breve,
cuando la mar se abraza con el cielo
y se despierta el inmortal anhelo
que al fundirse la lumbre, lumbre bebe.
Copos perdidos de encendida nieve,
las estrellas se posan en el suelo
de la noche celeste, y su consuelo
nos dan piadosas con su brillo leve.
Como en concha sutil perla perdida,
lágrima de las olas gemebundas,
entre el cielo y la mar sobrecogida
el alma cuaja luces moribundas
y recoge en el lecho de su vida
el poso de sus penas más profundas.
cuando la mar se abraza con el cielo
y se despierta el inmortal anhelo
que al fundirse la lumbre, lumbre bebe.
Copos perdidos de encendida nieve,
las estrellas se posan en el suelo
de la noche celeste, y su consuelo
nos dan piadosas con su brillo leve.
Como en concha sutil perla perdida,
lágrima de las olas gemebundas,
entre el cielo y la mar sobrecogida
el alma cuaja luces moribundas
y recoge en el lecho de su vida
el poso de sus penas más profundas.
Miguel de Unamuno, España, 1864-1936
imagen: s/d
To die, to sleep..., to sleep... perchance to dream.
—Hamlet, acto III, escena IV
Eres sueño de un dios; cuando despierte
¿al seno tornarás de que surgiste?
¿Serás al cabo lo que un día fuiste?
¿Parto de desnacer será tu muerte?
¿El sueño yace en la vigilia inerte?
Por dicha aquí el misterio nos asiste;
para remedio de la vida triste,
secreto inquebrantable es nuestra suerte.
Deja en la niebla hundido tu futuro
ve tranquilo a dar tu último paso,
que cuanta menos luz, vas más seguro.
Aurora de otro mundo es nuestro ocaso?
Sueña, alma mía, en tu sendero oscuro:
¿Serás al cabo lo que un día fuiste?
¿Parto de desnacer será tu muerte?
¿El sueño yace en la vigilia inerte?
Por dicha aquí el misterio nos asiste;
para remedio de la vida triste,
secreto inquebrantable es nuestra suerte.
Deja en la niebla hundido tu futuro
ve tranquilo a dar tu último paso,
que cuanta menos luz, vas más seguro.
Aurora de otro mundo es nuestro ocaso?
Sueña, alma mía, en tu sendero oscuro:
“Morir... dormir... dormir... soñar acaso!”
Miguel de Unamuno, España, 1864-1936