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domingo, 15 de mayo de 2011

Eamon Grennan




Aún con este clima duro hay amantes por todas partes
abrazándose uno al otro, las manos en los bolsillos del otro
buscando calor, la sensación de soy tuyo, el tierno reclamo
que eso sigue haciendo — una pareja se detiene en el frío
para quedarse ahí, las caras pegadas, los cuerpos abrazados,
enfundados en camperas, y entonces puedo ver manos desnudas
hurgando dentro, ver el rubor de los dedos fríos
al desviarse un poco, tratando de registrar pliegue
por pliegue, Lo que sientes es mi carne sintiéndote.

Debe haber algún instinto contrario en la sangre
que se rebela contra el clima como éste, que produce
amantes como brotes tempranos, igual que los amentos
gris plata que vi esta mañana, pulidos por el hielo
durante la noche. Los gansos también: más y más parejas
yendo hacia el norte, grandes bandadas llenas de vida
inhalando el aire helado y exhalándolo como canto,
como si esa gélida empresa fuera todo alegría, nada a que temer.

Eamon Grennan, Dublin, Irlanda, 1941
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: s/d


Opposing Forces

Even in this sharp weather there are lovers everywhere
Holding onto each other, hands in one another’s pockets
For warmth, for the sense of I’m yours, the tender claim
It keeps making — one couple stopping in the chill
To stand there, faces pressed together, arms around
Jacketed shoulders so I can see bare hands grapple
With padding, see the rosy redness of cold fingers
As they shift a little, trying to register through fold
after fold, This is my flesh feeling you you’re feeling.

It must be some contrary instinct in the blood
That set itself against the weather like this, brings
Lovers out like early buds, like the silver-grey catkins
I saw this morning polished to brightness
By ice overnight. Geese, too: more and more couples
Voyaging North, great high-spirited congregations
Taking the freezing air in and letting it out as song, as if
This frigid enterprise were all joy, nothing to be afraid of.


jueves, 14 de abril de 2011

Eamon Grennan



Abandonando el jardín

Tiempo de recordar otra vez
la última mirada que mi padre le dio al jardín,
de pie junto a la puerta para retenerlo todo
y todo lo que sabía del mismo
antes de ser acomodado lentamente en el auto
rumbo al hospital. Los primeros narcisos de marzo
florecen deslumbrantes,
el ligustro sin podar resplandece
y unas rosas tenaces siguen inclinando
su cabeza hacia él mientras se va.
Verá la huella oscura de unas babosas
deslizándose en el pasto,
pero no dirá nada,
dejando que todo se desvanezca detrás de sí
como un dibujo de juventud — un rostro
que amó pero que no recuerda bien —
al igual que un nadador cede su cuerpo
al oleaje — un detalle
en la marea poderosa —
sintiendo su vastedad, su contenida
violencia y extraña paz. Así,
abandonando el control ya que las cosas
tenían que pasar, mi padre deserta
y se aleja de este pequeño espacio cercado
de brillo exhuberante que empieza
a resistir otra vez
lo que los días hacen, yendo y viniendo.

Eamon Grennan, Dublin, Irlanda, 1941
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: Charles Rowbotham, A Cottage Garden


Leaving the garden

Time to remember again
the last look my father gave the garden,
standing at the gate to take it all
and all he knew of it in
before being slowly eased into the car
for the hospital. Early March
daffodils are in raving bloom,
the untrimmed privet bush glistens,
and some hardy roses keep
nodding their heads at him as he goes.
He´ll notice the dark finger-shapes
of a dozen slugs slithering
over grass, but says nothing,
letting it all fall behind him
like an early draft, a face
he loved but can’t quite remember,
the way a swimmer lets the swell
take his body with it — a detail
in that mighty rise and fall —
feeling its hugeness, its contained
violence and curious peace. So,
letting go his hold on where
things had to happen, my forsaking father
turns himself away
from this hedged-in small space
of hearty brightness that begins
to weather all over again
what days do, coming and going.