Entre la carne y el agua
un pelotón abigarrado
camino del hedor
y una tropa de cacería
igualmente despreciable. Sombras de sal
disputándose los cuerpos.
La primera pena de una tierra es el himno,
los votos de redención,
la sonrisa común innecesaria.
Yo amanezco hacia adentro diariamente,
avanzo diariamente hacia una cita privada y sin encanto,
hacia un eco desprovisto de un origen.
Gerardo Gambolini, Buenos Aires, Argentina, 1955
imagen: Cabildo y Plaza de la Victoria, 1877
imagen: Cabildo y Plaza de la Victoria, 1877
fuente: Archivo General de la Nación
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