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lunes, 4 de noviembre de 2013

R.S.Thomas




De rodillas

Instantes de gran calma,
de rodillas ante un altar de madera
en una iglesia de piedra
en verano, esperando que el Dios
hable; el aire una escalera
al silencio; la luz del sol
llamándome, como si yo interpretara
un gran papel. Y la gente
callada; toda esa masa compacta
de espíritus esperando, como yo,
el mensaje.
            Apúntame, Dios;
pero no todavía. Cuando hablo,
aunque seas tú el que habla
a través de mí, algo se pierde.
El significado está en la espera.


Umbral

Salgo de la caverna de la mente
a la peor oscuridad
de afuera, donde pasan las cosas y
el Señor no está en ninguna de ellas.

Oí la voz pequeña, silenciosa
y era la voz de las bacterias
demoliendo mi cosmos.
Me demoré demasiado

en este umbral, pero, ¿adónde puedo ir?
Mirar atrás es perder el alma
que yo estaba conduciendo
hacia la luz. ¿Mirar adelante? Ah,

cuánto equilibrio hace falta
en los bordes de ese abismo —
Estoy solo en la superficie
de un planeta que gira. ¿Qué

hacer sino, como el Adán
de Miguel Ángel, estirar mi mano
hacia el espacio desconocido
esperando el toque recíproco?


A un joven poeta

Los primeros veinte años aún estás creciendo
físicamente, es decir: como poeta, por supuesto,
todavía no has nacido. Es en los próximos diez
cuando cortas dientes para surgir
sonriendo engreído por tu cortejo atrevido de la musa.
Te tomarás en serio esos primeros amoríos
con jóvenes poemas, pero cualquier apego
forjado entonces sólo vendrá a avergonzarte
cuando el amor se haya vuelto un servicio serio
prestado a una reina fría.

A partir de los cuarenta
de los cortes y raspones de poemas
que tus manos toscas destrozaron
aprendes a juntar
con más habilidad las partes arbitrarias
de la oda o el soneto, mientras el tiempo alimenta
un nuevo impulso para ocultar tus heridas
a los ojos de ella y de un público audaz,
dado a curiosear.

Ahora eres viejo
según indican los años, pero en ese mundo
más lento del poeta simplemente estás llegando
a la triste madurez, sabiendo que la sonrisa
de su rostro orgulloso no es para ti.


Ronald Stuart Thomas, Cardiff, Gales, 1913-2000
R. S. Thomas, tal el nombre bajo el que publicó, fue además sacerdote anglicano.
versiones © Gerardo Gambolini 
imagen: Elsi y R.S. Thomas, circa 1940, de “R.S. Thomas: Writers of Wales” por Tony Brown.


Kneeling

Moments of great calm, / Kneeling before an altar / Of wood in a stone church / In summer, waiting for the God / To speak; the air a staircase / For silence; the sun’s light / Ringing me, as though I acted / A great role. And the audiences / Still; all that close throng / Of spirits waiting, as I, / For the message. / Prompt me, God; / But not yet. When I speak, / Though it be you who speak / Through me, something is lost. / The meaning is in the waiting.

Threshold

I emerge from the mind’s / cave into the worse darkness / outside, where things pass and / the Lord is in none of them. // I have heard the still, small voice / and it was that of the bacteria / demolishing my cosmos. I / have lingered too long on // this threshold, but where can I go? / To look back is to lose the soul / I was leading upwards towards / the light. To look forward? Ah, // what balance is needed at / the edges of such an abyss. / I am alone on the surface / of a turning planet. What // to do but, like Michelangelo’s / Adam, put my hand / out into unknown space, / hoping for the reciprocating touch?

To a young poet

For the first twenty years you are still growing / Bodily that is: as a poet, of course, / You are not born yet. It’s the next ten / You cut your teeth on to emerge smirking / For your brash courtship of the muse. / You will take seriously those first affairs / With young poems, but no attachments / Formed then but come to shame you, / When love has changed to a grave service / Of a cold queen. // From forty on / You learn from the sharp cuts and jags / Of poems that have come to pieces / In your crude hands how to assemble / With more skill the arbitrary parts / Of ode or sonnet, while time fosters / A new impulse to conceal your wounds / From her and from a bold public, / Given to pry. // You are old now / As years reckon, but in that slower / World of the poet you are just coming / To sad manhood, knowing the smile / On her proud face is not for you.


viernes, 19 de julio de 2013

Arthur Spear




Enroque

¡Ah, si hubiera llegado cuando abundaban las horas!
¡Si hubiera llegado cuando el agua saltaba en las fuentes
y las noches eran como guantes!

Pero llegó cuando todo empezaba a declinar
y los días ya no eran tan alegres.
Llegó a palacios de colgaduras ajadas,
candelabros racionados.

Entretanto, vio tramar a un miserable o dos.
Y vio la inepcia del gobernante.

Aun así, permaneció.
Recorría una calle, visitaba una plaza,
veía aparecer y disolverse las luces en alguna torre vieja,
y hallaba placer en eso.

Le tocaron los restos, es verdad, las menciones de un fulgor.
Entonces hizo un silencio justo.
Un enroque delicado.
Y volvió a los espejos cerrados de su casa.

Arthur Spear, Escocia, 1955
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: Mujer en marco de espejo, por Piotr Siedlecki



Castling 

O if only she’d come when hours were abundant!
If only she’d come when water would spring in the fountains
and nights were like gloves!

But she arrived when things were already falling
and days were not so merry anymore.
She entered palaces with worn tapestries,
rationed candlesticks.

Meanwhile, she saw one or two scoundrels plotting.
And the ruler’s ineptitude.

She stayed, nevertheless.
She would walk along a street, or visit a square,
she would see the lights in some old tower appear and fade,
and she would find pleasure in it.

But it was the remnants, true, which fell to her lot,
the mentions of a shine.
So she made a fair silence.
A delicate castling.
And returned to her closed mirrors at home.


miércoles, 26 de junio de 2013

Ronald Stuart Thomas





Se trata de un gato negro
en lo alto de un árido acantilado en marzo
cuyos ojos prevén
los pétalos del espinillo;

la igualación formal
de un ronroneo hogareño
con los fríos interiores
del espejo del mar.



Tendido ahora en su blando lecho
por última vez, viendo embotadamente
a través de los párpados pesados el color del día
sobrevivir al cielo, ¿qué puede decir
digno de registro, los libros todos abiertos,
las plumas preparadas, las caras, tristes,
esperando solemnemente que los labios cansados
se muevan una vez — qué puede decir?

Su lengua lucha por lograr que una palabra
traspase la densa flema; ningún discurso, ninguna frase
para la noticia del día, sólo la única palabra “perdón”;
perdón por las mentiras, por el largo fracaso
en la guerra del poeta; que prefiriera
las rimas más fáciles del corazón
a la escansión de la mente; que ahora muera
sin testamento válido, teniendo para dejar
sólo unas canciones, frías como piedras
en las manos delgadas que pedían pan.


Ronald Stuart Thomas, Cardiff, Gales, 1913-2000
Versiones © Gerardo Gambolini
imagen: s/d


The Cat and the Sea

It is a matter of a black cat  / On a bare cliff top in March / Whose eyes anticipate / The gorse petals; // The formal equation of  / A domestic purr / With the cold interiors / Of the sea’s mirror. 


Death of a Poet

Laid now on his smooth bed / For the last time, watching dully / Through heavy eyelids the day’s colour / Widow the sky, what can he say / Worthy of record, the books all open, / Pens ready, the faces, sad, / Waiting gravely for the tired lips / To move once — what can he say? // His tongue wrestles to force one word / Past the thick phlegm; no speech, no phrases / For the day's news, just the one word ‘sorry’; / Sorry for the lies, for the long failure / In the poet’s war; that he preferred / The easier rhythms of the heart / To the mind’s scansion; that now he dies / Intestate, having nothing to leave / But a few songs, cold as stones / In the thin hands that asked for bread.


sábado, 25 de mayo de 2013

Rudyard Kipling





“¿Tienes noticias de mi hijo Jack?
No con esta marea.
“¿Cuándo crees que regresará?”
No con este viento, y con esta marea.

“¿Alguien recibió noticias de él?”
No con esta marea.
Pues lo hundido difícilmente nade,
no con este viento, y con esta marea.

“Oh, Dios, ¿qué consuelo puedo hallar?”
Ninguno con esta marea,
ni con ninguna marea,
salvo que no avergonzó a los suyos —
ni aun con ese viento, y esa marea.

Así que mantén la cabeza bien erguida,
con esta marea,
y con cualquier marea;
¡porque él fue el hijo que engendraste
y que entregaste a ese viento, y a esa marea!


Rudyard Kipling, India, 1865 – Inglaterra, 1936
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: Infantería Británica avanzando en Loos


My Boy Jack

“Have you news of my boy Jack?” / Not this tide. / “When d’you think that he’ll come back?” / Not with this wind blowing, and this tide. // “Has any one else had word of him?” / Not this tide. / For what is sunk will hardly swim, / Not with this wind blowing, and this tide. // “Oh, dear, what comfort can I find?” / None this tide, / Nor any tide, / Except he did not shame his kind — / Not even with that wind blowing, and that tide. // Then hold your head up all the more, / This tide, / And every tide; / Because he was the son you bore, / And gave to that wind blowing and that tide!


Nota:

Al comenzar la Gran Guerra, John (Jack) Kipling, de 17 años, único hijo varón de Rudyard Kipling, expresó su deseo de unirse a la Marina Real para luchar contra los alemanes. Cuando el joven fue rechazado en los exámenes médicos por su pronunciada miopía, el escritor, que alentaba vivamente la intención de su hijo, usó su influencia para que pudiera incorporarse al ejército, donde fue instruido y designado Teniente Segundo del 2º Batallón de Guardias Irlandeses. Jack Kipling fue dado por desaparecido a los 18 años, en setiembre de 1915, tras la Batalla de Loos, su primera participación en la guerra (la muerte del joven se confirmó posteriormente). Escrito por Kipling al enterarse de su desaparición, Mi hijo Jack fue publicado como preludio de un cuento sobre la Batalla de Jutlandia (1916) de su libro Sea Warfare. Las imágenes y el tema del poema, de naturaleza marítima, refieren a un marinero genérico, Jack (o Jack Tar). 


viernes, 29 de marzo de 2013

Ronald Stuart Thomas





El pozo oscuro

Ellos te ven como te ven,
un granjero pobre y sin nombre
arando cuesta ariba, sembrando el viento
con chillidos de gaviotas al final del día.
Para mí eres Prytherch, el hombre
que dirigió más que todos
mi lenta caridad adonde hacía falta.
Hay dos hambres, el hambre de pan
y el hambre del alma rústica
que ansía la gracia de la luz. Yo he visto ambas,
y elegí para el oído indulgente del mundo
la historia de uno cuyas manos
se han magullado contra las puertas cerradas
de la vida; uno cuyo corazón, más lleno que el mío
de lágrimas tragadas, es el pozo oscuro
del que extraer, gota a gota,
la terrible poesía de su clase.




Diácono de capilla

¿Quién puso ese pliegue en tu alma,
Davies, dispuesta esta hermosa mañana
para la sobria capilla, donde el ceño de la Biblia
atempera la luz del sol? ¿Quién te enseñó a rezar
y maquinar al mismo tiempo, volviendo tus ojos
al cielo mientras tu rápida mente sopesa
las chances de tu novilla el jueves que viene
en la feria del pueblo? ¿Están los carbones de tu corazón
encendidos para Dios, o el fuego de tus mejillas delgadas
es porque estabas muy cerca
de la mirada ardiente de esa muchacha?
Dímelo, Davies, pues la ligera brisa
del cielo refresca y me agito con ella,
¿quién te enseñó tu diestro equilibrio?




Un mirlo cantando

Parece mentira que de ese pájaro,
negro, atrevido, que sugiere lugares
oscuros, venga sin embargo
una música tan rica, como si el mineral
de las notas se volviera un metal precioso
a un toque de ese pico brillante.

Lo has oído muchas veces, solo en tu escritorio
a principios de abril, tu mente distraída
de su trabajo por la dulce turbación
de crepúsculo apacible fuera de tu cuarto.

Un cantor monocorde, pero que carga cada frase
con los matices de la historia, el amor, la dicha
y el dolor aprendidos por su oscura tribu
en otros huertos y transmitidos ahora
instintivamente como son,
pero siempre distintos con lágrimas nuevas.


R. S. Thomas, tal el nombre bajo el que publicó, fue además sacerdote anglicano.
Muchos de sus poemas están dedicados o referidos a “Prytherch”, personaje ficticio que encarna al típico granjero galés de las colinas.



Ronald Stuart Thomas, Cardiff, Gales, 1913-2000
versiones © Gerardo Gambolini
imagen: tomada de thesundaytimes.co.uk 




The Dark Well 

They see you as they see you, / A poor farmer with no name, / Ploughing cloudward, sowing the wind / With squalls of gulls at the day’s end. / To me you are Prytherch, the man / Who more than all directed my slow / Charity where there was need. / There are two hungers, hunger for bread / And hunger of the uncouth soul / For the light’s grace. I have seen both, / And chosen for an indulgent world’s / Ear the story of one whose hands / Have bruised themselves on the locked doors / Of life; whose heart, fuller than mine / Of gulped tears, is the dark well / From which to draw, drop after drop, / The terrible poetry of his kind.


Chapel Deacon 

Who put that crease in your soul, / Davies, ready this fine morning / For the staid chapel, where the Book’s frown / Sobers the sunlight? Who taught you to pray / And scheme at once, your eyes turning / Skyward, while your swift mind weighs / Your heifer’s chances in the next town’s / Fair on Thursday? Are your heart’s coals / Kindled for God, or is the burning / Of your lean cheeks because you sit / Too near that girl’s smouldering gaze? / Tell me, Davies, for the faint breeze / From heaven freshens and I roll in it, / Who taught you your deft poise?


A Blackbird Singing 

It seems wrong that out of this bird, / Black, bold, a suggestion of dark / Places about it, there yet should come / Such rich music, as though the notes’ / Ore were changed to a rare metal / At one touch of that bright bill. // You have heard it often, alone at your desk / In a green April, your mind drawn / Away from its work by sweet disturbance / Of the mild evening outside your room. // A slow singer, but loading each phrase / With history’s overtones, love, joy / And grieve learned by his dark tribe / In other orchards and passed on / Instinctively as they are now, / but fresh always with new tears.


lunes, 25 de febrero de 2013

Dylan Thomas







El cielo está rasgado
en este harapiento aniversario de dos
que marcharon tres años en unión
por los largos caminos de sus votos.

Ahora su amor oculta una pérdida
y el Amor y sus pacientes rugen encadenados;
desde cada nube que encierra
una música o un cráter, la muerte golpea su casa.

Demasiado tarde bajo la lluvia perversa
se unen aquellos a quienes su amor separó:
las ventanas inundan su corazón
y las puertas arden en su cabeza.


Dylan Thomas, Swansea, Gales, 1914-1953
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: s/d


On a Wedding Anniversary
                                                                                                                                                                                           
The sky is torn across
This ragged anniversary of two
Who moved for three years in tune
Down the long walks of their vows.

Now their love lies a loss
And Love and his patients roar on a chain;
From every tune or crater
Carrying cloud, Death strikes their house.

Too late in the wrong rain
They come together whom their love parted:
The windows pour into their heart
And the doors burn in their brain.



jueves, 17 de enero de 2013

Ronald Stuart Thomas






¿Evans? Sí, muchas veces bajé
los toscos escalones
de la cocina sombría
con su fuego de leña, donde cantaban grillos
acompañando el silbido de la pava negra,
y entraba así a la fría oscuridad
para ahogarme en la densa marea
de la noche que envolvía las paredes
de su granja austera en lo alto de la loma.

No era la oscuridad que me llenaba los ojos y la boca
lo que me estremecía; tampoco el goteo
de la lluvia como sangre desde el único árbol
torturado por el clima. Era la oscuridad
que anegaba las venas de aquel hombre enfermo
al que dejé varado en la vasta
y solitaria costa de su cama helada.


Ronald Stuart Thomas, Cardiff, Gales, 1913-2000
versión © Gerardo Gambolini
imagen: St Hywyn’s Church, Aberdaron, Gales © Martin Baird


Evans

Evans? Yes, many a time
I came down his bare flight
Of stairs into the gaunt kitchen
With its wood fire, where crickets sang
Accompaniment to the black kettle’s
Whine, and so into the cold
Dark to smother in the thick tide
Of night that drifted about the walls
Of his stark farm on the hill ridge.

It was not the dark filling my eyes
And mouth apalled me; not even the drip
Of rain like blood from the one tree
Weather-tortured. It was the dark
Silting the veins of that sick man
I left stranded upon the vast
And lonely shore of his bleak bed.



Y Dios sostuvo en su mano
un globo pequeño. Mira, dijo.
El hijo miró. Lejos,
como a través de agua, vio
una tierra abrasada de intenso
color. La luz ardía
allí; edificios encostrados
arrojaban su sombra: una serpiente
brillante, un río
se desenroscaba, radiante
de lodo.
                        En una loma desnuda
un árbol desnudo entristecía
el cielo. Muchos
estiraban hacia él sus brazos flacos
como esperando que un abril ya ido
volviera a sus ramas
cruzadas. El hijo los
observó. Déjame ir allí, dijo.


Ronald Stuart Thomas, Cardiff, Gales, 1913-2000
versión © Gerardo Gambolini


The Coming

And God held in his hand
A small globe.  Look, he said.
The son looked.  Far off,
As through water, he saw
A scorched land of fierce
Colour.  The light burned
There; crusted buildings
Cast their shadows: a bright
Serpent, a river
Uncoiled itself, radiant
With slime.
                         On a bare
Hill a bare tree saddened
The sky.  Many people
Held out their thin arms
To it, as though waiting
For a vanished April
To return to its crossed
Boughs. The son watched
Them.  Let me go there, he said.



Algo apartada de la ruta
inmóvil en un gris del siglo pasado
está la capilla, fea, sin atractivo
para que un turista detenga el auto
y la visite. El tráfico pasa
y el río pasa, y lo mismo rápidas
sombras de nubes, y la capilla se hunde
un poco más en la hierba.

Pero aquí una vez, una noche como ésta,
en la oscuridad que envolvía
a sus oyentes, un predicador se prendió fuego
y ardió sin cesar delante de ellos
con una extraña luz para que vieran
el esplendor de las montañas desnudas
a su alrededor y cantaran sus amenes
fervientemente, por poco pero salvados
de un modo en que los hombres no lo están ahora.


Ronald Stuart Thomas, Cardiff, Gales, 1913-2000
versión © Gerardo Gambolini


The Chapel

A little aside from the main road
becalmed in a last-century greyness
there is the chapel, ugly, without the appeal
to the tourist to stop his car
and visit it. The traffic goes by
and the river goes by, and quick shadows
of clouds too, and the chapel settles
a little deeper into the grass

But here once on an evening like this,
in the darkness that was about
his hearers, a preacher caught fire,
and burned steadily before them
with a strange light so that they saw
the splendour of the barren mountains
about them and sang their amens
fiercely, narrow but saved
in a way that men are not now.


lunes, 14 de enero de 2013

Lawrence Durrell






Por fin los verdaderos días de verano,
cuando, desde el baile de la fragua roja,
el sol herrero forja
nuevos arietes para la carne,
desde la negra armería
acero para nuevo pedernal.

No escucharé nada que entristezca. La estación
yace abierta como una mujer, acumulando,
secreta, madurez a madurez. El deseo, un higo negro,
es arrancado otra vez del vientre de la razón.
Nuestro verano está grueso, grávido por fin.

Todos vosotros, que conocéis el deseo en estos mares,
reclinad ahora como los frutos
el alma o los avíos para la soledad. Las Hespérides
se abren. Esto es el limbo, el mar en calma.
Sellad el ojo de vuestros cíclopes,
silenciad el tambor del Tiempo.


Lawrence Durrell, Jalandhar, India, 1912 – Sommières, Francia, 1990
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: Citadela de Corfú, por Edward Lear


Summer in Corfu

At last the serious days of summer,
When from the red forge dancing,
The blacksmith sunshine hammers
New beaks for the flesh,
From the black mint
Steel for new flint.

State me no theme for misery. The season
Like a woman lies open, is folding,
Secret, growth upon growth. The black fig
Desire is torn again from the belly of reason
Our summer is gravid at last, is big.

All you, who know desire in these seas,
Have souls or equipment for loneliness, loneliness,
Lean now like fruitage. The Hesperides
Open. This is the limbo, the doldrum.
Seal down the eye of your cyclops,
Silence Time's drum.


sábado, 5 de enero de 2013

Wilfred Owen





La parábola del joven y el viejo

Y Abraham se levantó, y cortó la leña y partió,
y llevó consigo el fuego y un cuchillo.
Y cuando juntos los dos se detuvieron,
Isaac, el primogénito, le dijo: “Padre mío,
veo los aprestos, el fuego y el hierro,
pero, ¿dónde está el cordero para este sacrificio?”
Y Abraham ató al joven con cintos y correas,
y levantó parapetos en las trincheras,
y tomó el cuchillo para matar a su hijo
cuando un ángel, llamándolo del cielo,
le dijo: “No pongas tu mano sobre el muchacho
ni le hagas nada. He allí un carnero
atrapado en una zarza por las astas;
ofrenda en su lugar el Carnero del Orgullo.”
Pero el viejo no haría eso, y mató a su hijo,
y a media simiente de Europa, uno por uno.


Wilfred Owen, Inglaterra, 1893-1918
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: de Wikipedia 



The Parable of the Young Man and the Old

So Abram rose, and clave the wood, and went,
And took the fire with him, and a knife.
And as they sojourned, both of them together,
Isaac the first-born spake, and said, My Father,
Behold the preparations, fire and iron,
But where the lamb for this burnt-offering?
Then Abram bound the youth with belts and straps,
And builded parapets the trenches there,
And stretched forth the knife to slay his son.
When lo! an angel called him out of heaven,
Saying, Lay not thy hand upon the lad,
Neither do anything to him. Behold,
A ram, caught in a thicket by its horns;
Offer the Ram of Pride instead of him.
But the old man would not so, but slew his son,
And half the seed of Europe, one by one.


sábado, 22 de diciembre de 2012

Lawrence Durrell







[...] Retrocedo paso a paso en el camino del recuerdo para llegar a la ciudad donde vivimos todos un lapso tan breve, la ciudad que se sirvió de nosotros como si fuéramos su flora, que nos envolvió en conflictos que eran suyos y creímos equivocadamente nuestros, la amada Alejandría.

[...] Alejandría es el más grande lagar del amor; escapan de él los enfermos, los solitarios, los profetas, es decir, todos los que han sido profundamente heridos en su sexo.

[...] “Con una mujer sólo se pueden hacer tres cosas”, dijo Clea en una ocasión: “Quererla, sufrir o hacer literatura.”

[...] “Esta intimidad no debe ir más lejos, pues hemos agotado ya todas sus posibilidades en la imaginación; y lo que terminaremos por descubrir, más allá de los sombríos colores de la sensualidad, es una amistad tan profunda que seremos esclavos uno del otro para siempre.” Era, si se quiere, el coqueteo de dos espíritus prematuramente extenuados por la experiencia  [...]

[...] Le asombrará si le digo que siempre he visto en Justine una especie de grandeza. Como usted sabe, hay ciertas formas de grandeza que si no se aplican al arte o a la religión, hacen estragos en la vida corriente de los hombres. El error está en que Justine consagró sus dones al amor. Es cierto que en muchos casos ha sido mala, pero en ninguna de ellos la actitud tenía importancia. Tampoco puedo decir que nunca haya hecho daño a nadie. Pero los perjudicados han salido ganando. Los arrancó de sí mismos. Era forzoso que sufrieran, y muchos no han comprendido la naturaleza del dolor que ella les infligía. Yo sí.

[...] Su corazón está reseco y sólo le han quedado los cinco sentidos como los fragmentos de un vaso roto.

[...] Me dio la impresión de que trataba de mostrar una serie de crueles caricaturas de sí misma, pero esto es habitual en los solitarios, convencidos de que su verdadera personalidad no puede encontrar correspondencia en nadie.

[...] En cierto modo Justine no buscaba la vida, sino una revelación integradora que pudiera darle un sentido.

[...] Como todos los seres amorales, está en el límite de la Diosa.

[...] Todos buscamos motivos racionales para creer en el absurdo.

[...] Las grandes religiones no hacen más que establecer una larga lista 
de prohibiciones [...] En nuestra Cábala decimos: Cede al deseo, pero refinándolo.

[...] Con la institución del matrimonio se ha legitimizado la desesperanza.

[...] Las palabras que dicen los amantes en esos momentos están cargadas de emociones que todo lo deforman. Sólo sus silencios tienen la cruel precisión que los devuelve a la verdad.

[...] Quiero exponer los hechos, sencilla y crudamente, sin ningún estilo, sin yeso ni jalbegue; grabar directamente el retrato de Justine en el muro, dejando como fondo, sin cubrir, las piedras de la angustia.


Lawrence Durrell, Jalandhar, India, 1912 – Sommières, Francia, 1990
Traducción de Aurora Bernárdez
Justine - El cuarteto de Alejandría - Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1960


sábado, 15 de diciembre de 2012

Malcolm Lowry






Sin el dragón sombrío


Las ideas de libertad están atadas a la bebida.
Nuestra vida ideal incluye una taberna
donde uno pueda sentarse y hablar o sólo pensar
sin miedo al dragón sombrío;
u otra taberna aun donde no haya
ningún letrero de No Se Fía y donde,
aparte de las cervezas ilimitadas,
nos sentemos tranquilos, borrachos y locos a redactar
folletos de una tierra realmente mejor en que el hombre
pueda tomar un vino más delicado, ah, sin destilar,
que embriague sutilmente sin dolor,
tejiendo la visión de una posada incomparable
donde podamos beber eternamente sin pagar
con la puerta abierta y el viento soplando.


Malcolm Lowry, Inglaterra, 1909-1957
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: Wyvern © Jan Kellett
 


Without the Nighted Wyvern

Notions of freedom are tied up with drink.
Our ideal life contains a tavern
Where man may sit and talk or just think,
All without fear of the nighted wyvern;
Or yet another tavern where it appears
There are no No Trust sign no No Credit
And, apart from the unlimited beers,
We sit unhackled drunk and mad to edit
Tracts of a really better land where man
May drink a finer, ah , an undistilled wine,
That subtley intoxicates without pain,
Weaving the vision of the unassimilable inn
Where we may drink forever without owing,
Whit the door open, and the wind blowing.






El barco está volviendo a casa, finalmente.
El contramaestre intenta leer pero sueña con el hogar.
El viejo lamparero duerme, el motor golpetea:
casa. Las luces están dispuestas para alumbrarnos desde el pasado
hacia un futuro inmediato tan poco misterioso como este mástil,
cuyo tamaño y objetivo limitado conocemos.
¡Paciente hierro! Pero pasando el mastil, en lo alto, mudo
vacío, o el parpadear de estrellas vacilantes
lanzadas a la deriva en un blanco océano de dudas.
Quizás este buque avanza hacia un futuro
que medita menos sobre el océano que sobre la amargura
en la mente de los marinos. ¿Es esa estrella el ajenjo surgido
entre las estrellas del amor? ¿Este carguero la eternidad?
¿Adónde estamos yendo? Vida sálvanos a todos.


Malcom Lowry, Inglaterra, 1909-1957
Versión © Gerardo Gambolini 



The ship is turning homeward

The ship is turning homeward now at last.
The bosun tries to read but dreams of home.
The old lamptrimmer sleeps, the engine thrums:
Home. Lamps are set to light us from the past
To a near future unmysterious as this mast,
Whose bulk we recognize and finite aim.
Patient iron! But, beyond the maintruck, dumb
Blankness, or the twitch of reeling stars cast
Adrift in a white ocean of doubt.
Perhaps this tramp rolls towards a futurity
That broods on ocean less than on the gall
In seamen’s minds. Is that star wormwood out
Among love’s stars? This freighter eternity?
Where are we going? Life save us all.



La luna en Escandinavia   (II)


Dios ayude a todos aquellos
que sólo pensaron en sí, para quienes
ninguna verdad simple era verdad
ninguna vida rápida y clara era vida;
y Dios ayude a aquellos que no sienten dolor
pero viven guiados por él nada menos,
porque lo invierten totalmente
en nuestros bonos de felicidad.


Malcolm Lowry, Inglaterra, 1909-1957
Versión © Gerardo Gambolini



The Moon In Scandinavia   (II)

God help those and other who
Have only thought of self,
To whom no simple truth was true
No swift clear life was life;
An God help those who feel no pain
Yet live by it no less,
Since they invest it soundly in
Our stock of happiness.





Ayúdenme a escribir.
Muéstrenme las puertas
donde están las órdenes,
y la jaula
que mi alma mira fijo,
donde mi valor
ruge a través de las rejas.


Malcom Lowry, Inglaterra, 1909-1957
Versión © Gerardo Gambolini 



Rilke and Yeats

Help me to write.
Show me the gates
Where the orders are,
And the cage
My soul stares at,
Where my courage
Roars through the grates.

sábado, 4 de agosto de 2012

Ronald Stuart Thomas




Un campesino

Iago Prytherch su nombre, aunque, admitámoslo,
sólo un hombre común de las desnudas colinas galesas
que encierra unas pocas ovejas en un claro de nubes.
Cortando remolacha forrajera, quitando la piel verde
de los huesos amarillos con una tonta sonrisa
de satisfacción, o removiendo la tierra tosca
hasta hacer un rígido mar de terrones
que brillan bajo el viento —
Así pasa sus días, su babosa alegría
más infrecuente que el sol que curte las mejillas
de un cielo demacrado quizás una vez por semana.
Y luego, a la noche, vedlo clavado en su silla
sin moverse, salvo cuando se inclina a escupir en el fuego.
Hay algo aterrador en el vacío de su mente.
Su ropa, rancia por años de sudor
y contacto animal, ofende el refinado,
pero afectado, sentido común con su cruda naturalidad.
Pero este, sin embargo, es vuestro arquetipo, alguien que
/  estación tras estación,
contra el asedio de la lluvia y el desgaste del viento
preserva su ganado, una fortaleza inexpugnable
que no será asaltada, ni aun en la confusión de la muerte.
Recordadlo, entonces, porque él también es un ganador de guerras,
que resiste como un árbol bajo las estrellas curiosas.


R. S. Thomas, tal el nombre bajo el que publicó, fue además sacerdote anglicano.
Muchos de sus poemas están dedicados o referidos a “Prytherch”, personaje ficticio que encarna al típico granjero galés de las colinas. “Un campesino”, escrito en 1942, fue el primer poema sobre Iago Prytherch, que continuó sirviéndole de modelo poético durante aproximadamente dos décadas. En 1996, a los 83 años, Thomas fue nominado para el Nobel de Literatura, otorgado finalmente a Seamus Heaney, quien elogió posteriormente a Thomas en un homenaje efectuado en la Abadía de Westminster.


A Peasant

Iago Prytherch his name, though, be it allowed,
Just an ordinary man of the bald Welsh hills,
Who pens a few sheep in a gap of cloud.
Docking mangels, chipping the green skin
From the yellow bones with a half-witted grin
Of satisfaction, or churning the crude earth
To a stiff sea of clods that glint in the wind—
So are his days spent, his spittled mirth
Rarer than the sun that cracks the cheeks
Of the gaunt sky perhaps once in a week.
And then at night see him fixed in his chair
Motionless, except when he leans to gob in the fire.
There is something frightening in the vacancy of his mind.
His clothes, sour with years of sweat
And animal contact, shock the refined,
But affected, sense with their stark naturalness.
Yet this is your prototype, who, season by season
Against siege of rain and the wind’s attrition,
Preserves his stock, an impregnable fortress
Not to be stormed, even in death’s confusion.
Remember him, then, for he, too, is a winner of wars,
Enduring like a tree under the curious stars.




No siempre será así,
el aire sin viento, unas últimas hojas
añadiendo su decoración
a los hombros de los árboles, trenzando de dorado
los puños de las ramas; un ave acicalándose

en el espejo del prado. Luego de alzar la vista
de las tareas del día, deténte un instante,
deja que la mente tome su fotografía
de la escena radiante, algo que usar
sobre el corazón, con el extenso frío.


A day in autumn

It will not always be like this,
The air windless, a few last
Leaves adding their decoration
To the trees’ shoulders, braiding the cuffs
Of the boughs with gold; a bird preening

In the lawn’s mirror. Having looked up
From the day’s chores, pause a minute,
Let the mind take its photograph
Of the bright scene, something to wear
Against the heart in the long cold.




Queridos padres,
les perdono mi vida
engendrada en un pueblo deprimente,
la intención fue buena;
aún veo los restos de sol
ahora al atravesar la calle.

No fue el hueso deforme;
me dieron alimento suficiente
para restablecerme.
Fue el peso de la mente
lo que me que mantuvo encorvado
mientras crecía.

No fue su culpa.
Lo que debió avanzar,
una flecha lanzada de un arco intentado
a un blanco intentado, ha vuelto,
hiriéndose a sí mismo
con preguntas que ustedes no habían hecho.


Sorry 

Dear parents,
I forgive you my life,
Begotten in a drab town,
The intention was good;
Passing the street now,
I see still the remains of sunlight.

It was not the bone buckled;
You gave me enough food
To renew myself.
It was the mind’s weight
Kept me bent, as I grew tall.

It was not your fault.
What should have gone on,
Arrow aimed from a tried bow
At a tried target, has turned back,
Wounding itself
With questions you had not asked.




Tan hermosa — Dios mismo tembló
al verla acercarse: el largo cuerpo curvado
como el horizonte. ¿Por qué la había hecho
así? ¿Cómo sería, dijo ella
inclinándose hacia él, si en vez de
disputárnoslo, lo dividiéramos
entre nosotros? Tú podrías tener todo el honor
de su invención, si me dejaras ordenarlo
a mí. Él la miró a los ojos
y vio en lo profundo los huesos
de las generaciones que navegarían
guiados por esas dos grandes estrellas, pero
la atracción de aquello era muy grande. Sí, pensó,
dame el tributo de sus mentes, y lo que hagan con su cuerpo
no me interesa. Se llevó la mano al costado
y sacó la espina que haría fluir
la sangre ordenada, y la tocó
con ella. Ve, le dijo. Irán a ti eternamente
con su deseo, y tú a cambio sangrarás por ellos.


The Woman

So beautiful — God himself quailed
at her approach: the long body curved
like the horizon. Why
had he made
her so? How would it be, she said,
leaning towards him, if instead of
quarreling over it, we divided it
between us? You can have all the credit
for its invention, if you will leave the ordering
of it to me. He looked into her
eyes and saw far down the bones
of the generations that would navigate
by those great stars, but the pull of it
was too much. Yes, he thought, give me their minds’
tribute, and what they do with their bodies
is not my concern. He put his hand in his side
and drew out the thorn for the letting
of the ordained blood and touched her with
it. Go, he said. They shall come to you for ever
with their desire, and you shall bleed for them in return.




A menudo trato
de analizar la cualidad
de su silencio. ¿Es allí donde Dios se esconde
de mi búsqueda? Cuando la poca gente se va,
me quedo a escuchar el aire calmándose otra vez
para la vigilia. Así ha esperado
desde que las piedras se agruparon alrededor de él.
Ellas son las duras costillas
de un cuerpo que nuestros rezos
no lograron animar. Las sombras avanzan
desde sus rincones para tomar posesión
de lugares ocupados por la luz
durante una hora. Los murciélagos reanudan
sus tareas. La inquietud de los bancos
cesa. No hay otro sonido en la oscuridad
que el sonido de un hombre
respirando, poniendo a prueba su fe
en el vacío, clavando sus preguntas
una por una en una cruz deshabitada.


In Church

Often I try
To analyse the quality
Of its silences.
Is this where God hides
From my searching? I have stopped to listen,
After the few people have gone,
To the air recomposing itself
For vigil. It has waited like this
Since the stones grouped themselves about it.
These are the hard ribs
Of a body that our prayers have failed
To animate. Shadows advance
From their corners to take possession
Of places the light held
For an hour. The bats resume
Their business. The uneasiness of the pews
Ceases. There is no other sound
In the darkness but the sound of a man
Breathing, testing his faith
On emptiness, nailing his questions
One by one to an untenanted cross.


Ronald Stuart Thomas, Cardiff, Gales, 1913-2000
imagen:
http://crewswansea.blogspot.com.ar/
Versiones de Gerardo Gambolini


domingo, 10 de junio de 2012

Robert Louis Stevenson






Yo, a quien Apolo visitó una vez,
o simuló visitar, ahora, al final de mi día,
me rindo al sueño, y no conoceré
el cansancio de los cambios, ni veré
las arenas incontables de los siglos
beber de la tinta que se destiñe, o la música ahogada
por el barullo de las generaciones.

Robert Louis Stevenson, Escocia, 1850 – Samoa, 1894
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: s/d


“I, whom Apollo sometime visited”

I, whom Apollo sometime visited,
Or feigned to visit, now, my day being done,
Do slumber wholly; nor shall know at all
The weariness of changes; nor perceive
Immeasurable sands of centuries
Drink of the blanching ink, or the loud sound
Of generations beat the music down.



Pronto mueren los amigos,
pronto todo lo que queremos
se esfuma como oscurece el día – se va
como se van las flores.
Pronto en diciembre,
delante de unas ascuas, oímos en soledad
cuando resuena el viento.

Robert Louis Stevenson, Escocia, 1850 – Samoa, 1894
Versión © Gerardo Gambolini


“Soon our friends perish”

Soon our friends perish,
Soon all we cherish
Fades as days darken – goes as flowers go.
Soon in December
Over an ember,
Lonely we hearken, as loud winds blow.


viernes, 6 de abril de 2012

Ronald Stuart Thomas




Los invictos

El valor dará paso
a la desesperación y la desesperación
al sufrimiento, y el sufrimiento
acabará en la muerte. Pero tú,
que no eres libre de elegir
tu sufrimiento, puedes elegir
tu respuesta. He conocido
granjeros, nacidos a los males
de su especie, desgastados
a la intemperie, que se ahogaban
en sus propias flemas; habían gastado cuanto
tenían para comprar a su hijo tísico
la profesión que su cuerpo
no podía soportar. Vivían
con orgullo, contemplando cómo el espíritu,
labrado en diamante, se deshacía
en la pequeña piedra seca, dura
y redonda con la que se ahoga
la humanidad. Morían con
valor, bajo el martilleo de la lluvia
sobre el tejado, sin una sola queja.


Ronald Stuart Thomas, Cardiff, Gales, 1913-2000
Traducción de Misael Ruiz Albarracín
imagen tomada de http://www.thetweedpig.com


Encorvados

La cabeza inclinada
    sobre las entrañas,
sobre el manuscrito, sobre el
bloque, sobre las hileras
        de nabos.

¿No levantan nunca la vista?
    ¿Qué les hace pensar
que arrodillarse
    es rezar?
Se trata de andar erguidos
        al sol.
¿Fue el peso de la mandíbula
    lo que encorvó sus espaldas
y mantuvo su visión
    por debajo de la línea del horizonte?

Tardaron dos millones de años
en enderezarlas,
    pero siguen encorvados
sobre los mapas, los instrumentos,
        la mesa de dibujo,
el ombligo matemático
    que es el guiño de Dios.


Ronald Stuart Thomas, Cardiff, Gales, 1913-2000
Traducción de Misael Ruiz Albarracín



He visto salir el sol
para iluminar un pequeño campo
durante un tiempo, y seguí mi camino
y lo olvidé. Pero esa era la perla
de gran valor, el único campo que contenía
un tesoro. Ahora me doy cuenta
de que debo dar todo lo que tengo
para poseerlo. La vida no corre

hacia un futuro que se evapora, ni anhela
un pasado imaginado. Es el desvío,
como Moisés ante el milagro
del arbusto encendido, hacia un brillo
que parecía tan pasajero como tu juventud
una vez, pero es la eternidad que te aguarda.


Ronald Stuart Thomas, Cardiff, Gales, 1913-2000 
Versión © Gerardo Gambolini



lunes, 19 de septiembre de 2011

Dylan Thomas



En mi oficio o arte huraño

En mi oficio o arte huraño
ejercido en la calma de la noche
cuando sólo la luna se enfurece
y los amantes yacen en el lecho
con todos sus pesares en los brazos,
a la luz cantarina yo trabajo
no por pan o ambición
o el alarde y el tráfico de encantos
en los teatros de marfil
sino por la simple paga
de sus más secretos sentimientos.

No al hombre altivo
aislado de la luna enfurecida
le escribo en estas páginas de espuma
ni a los muertos encumbrados
con sus salmos y ruiseñores
sino a los amantes -sus brazos
ciñendo los pesares de los tiempos-
que no ofrecen paga ni alabanzas
ni prestan atención a mi labor. 

Dylan Thomas, Swansea, Gales, 1914-1953
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: s/d



In my craft or sullen art

In my craft or sullen art
Exercised in the still night
When only the moon rages
And the lovers lie abed 
With all their griefs in their arms,
I labour by singing light
Not for ambition or bread
Or the strut and trade of charms
On the ivory stages
But for the common wages
Of their most secret heart.

Not for the proud man apart
From the raging moon I write
On these spindrift pages
Nor for the towering dead
With their nightingales and psalms
But for the lovers, their arms
Round the griefs of the ages,
Who pay no praise or wages
Nor heed my craft or art.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

D. H. Lawrence


Oración del Señor

Porque tuyo es el reino,
el poder y la gloria —

Santificado por tu nombre, entonces
Tú que no tienes nombre —

Dame, oh, dame,
además del pan de cada día,
mi reino, mi poder y mi gloria.

Todas las cosas que vuelven a ti
tienen su reino, su poder y su gloria.

Como el reino del ruiseñor al alba,
cuyo poder y gloria he visto y sentido muchas veces.

Como el reino del zorro en la oscuridad,
aullando con su poder y su gloria
que es la muerte de la oca.

Como el poder y la gloria de la oca en la niebla
graznando en el lago.

Y yo, un hombre desnudo, gritando
pidiéndote en voz alta mi maná,
mi reino, mi poder y mi gloria.

David Herbert Lawrence, Gran Bretaña, 1885-1930
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: The Worship of Mammon (1909), por Evelyn de Morgan



Lord’s Prayer

For thine is the kingdom
the power, and the glory —

Hallowed be thy name, then
Thou who art nameless —

Give me oh give me
besides my daily bread
my kingdom, my power, and my glory..

All things that turn to thee
have their kingdom, their power, and their glory.
Like the kingdom of the nightingle bt twilight
whose power and glory I have often heard and felt.

Like the kingdom of the fox in the dark
yapping in his power and his glory
which is death to the goose.

Like the power and the glory of the goose in the mist
hooking over the lake.

And I, a naked man, calling
calling to thee for my manna,
my kingdom, my power, and my glory.



Plegaria moderna

¡Omnipotente Mammón, hazme rico!
¡Hazme rico pronto, sin jamás un escollo
en mi estupenda prosperidad! ¡Arroja a la zanja a quienes
me ponen trabas, Mammón, grandioso hijo de puta!

David Herbert Lawrence, Gran Bretaña, 1885-1930
Versión © Gerardo Gambolini



Modern Prayer

Almighty Mammon, make me rich!
Make me rich quickly, with never a hitch
in my fine prosperity! Kick those in the ditch
who hinder me, Mammon, great son of bitch!



Paga

La paga del trabajo es el dinero.
La paga del dinero es desear más dinero.
La paga de querer más dinero es la competencia salvaje.
La paga de la competencia salvaje es — el mundo en que vivimos.

El círculo trabajo-paga-deseo es el círculo más vicioso
que jamás convirtió a los hombres en demonios.

Ganar un jornal es un quehacer carcelario
y un jornalero es una especie de preso.

Ganar un sueldo es un trabajo de carcelero,
un guardia en vez de un preso.

Vivir de nuestras rentas es pasearse a lo grande fuera de la prisión
con terror de tener que entrar. Y como la prisión del trabajo
cubre casi toda la faz de la tierra, uno se pasea de aquí para allá
en una ronda limitada, más o menos como un preso haciendo ejercicio.

A esto se llama libertad universal.

David Herbert Lawrence, Gran Bretaña, 1885-1930
Versión © Gerardo Gambolini


Wages

The wages of work is cash .
The wages of cash is want more cash.
The wages of want more cash is vicious competition.
The wages of vicious completion is — the world we live in.

The work-cash-want circle is the viciousest circle
that ever turned men into fiends.

Earning a wage is a prison occupation
and a wage-earner is a sort of gaol-bird
Earning a salary is a prison overseer’s job,
a gaoler instead of a gaol-bird .

Living on your income is strolling grandly outside the prison
in terror lest you have to go in .And since the work-prison covers
almost every scrap of living earth, you stroll up and down
on a narrow beat, about the same as a prisoner taking his exercise .

This is called universal freedom.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Dylan Thomas


Y la muerte no tendrá dominio

Y la muerte no tendrá dominio.
Los muertos desnudos serán uno
con el hombre bajo el viento y la luna del oeste;
cuandos sus huesos queden limpios y los huesos limpios
ya no estén, a los lados y los pies tendrán estrellas;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar resurgirán;
se perderán los amantes, no el amor;
y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.
Yaciendo bajo los vientos del mar
no morirán barridos;
retorciéndose en el potro cuando ceden los tendones,
amarrados a una rueda, no serán despedazados;
la fe se rasgará por la mitad entre sus manos
y los males unicornes habrán de atravesarlos;
separados los extremos, ellos no se partirán;
y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.
Las gaviotas ya no pueden gritar en sus oídos
ni romper ruidosamente las olas en la playa;
donde una flor se mecía, ya no alza una flor
su cabeza a los golpes de la lluvia;
aunque esos sujetos estén locos y muertos para siempre,
sacarán la cabeza por las margaritas;
irrumpirán al sol hasta que el sol se apague,
y la muerte no tendrá dominio.

Dylan Thomas, Swansea, Gales, 1914-1953
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: s/d



And Death Shall Have No Dominion

And death shall have no dominion.
Dead men naked they shall be one
With the man in the wind and the west moon;
When their bones are picked clean and the clean bones gone,
They shall have stars at elbow and foot;
Though they go mad they shall be sane,
Though they sink through the sea they shall rise again;
Though lovers be lost love shall not;
And death shall have no dominion.

And death shall have no dominion.
Under the windings of the sea
They lying long shall not die windily;
Twisting on racks when sinews give way,
Strapped to a wheel, yet they shall not break;
Faith in their hands shall snap in two,
And the unicorn evils run them through;
Split all ends up they shan’t crack;
And death shall have no dominion.

And death shall have no dominion.
No more may gulls cry at their ears
Or waves break loud on the seashores;
Where blew a flower may a flower no more
Lift its head to the blows of the rain;
Though they be mad and dead as nails,
Heads of the characters hammer through daisies;
Break in the sun till the sun breaks down,
And death shall have no dominion.