Lucifer
Los ángeles siguen brillando, aunque el más brillante cayó.
Pero díganme, díganme, ¿cómo saben
que perdió todo su brillo en la caída?
En las azules profundidades, bajo capas y capas de oscuridad,
lo veo moverse como el rubí, un destello desde dentro
de su propia magnificiencia,
venir como el rubí en la invisible negrura, brillando
con su propia anunciación, hacia nosotros.
David Herbert Lawrence, Gran Bretaña, 1885-1930
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: Lucifer, grabado en madera de Peulot, 1891
Lucifer
Angels are bright still, though the brightest fell.
But tell me, tell me, how do you know
he lost any of his brightness in the falling?
In the dark-blue depths, under layers and layers of darkness,
I see him more like the ruby, a gleam from within
of his own magnificence,
coming like the ruby in the invisible dark, glowing
with his own annunciation, towards us.
Fuego
El fuego es más caro para nosotros que el amor o la comida,
caliente, excitante, pero quema si lo tocas.
Lo que debemos hacer
no es sumar nuestro amor ni nuestra buena voluntad ni nada de eso,
porque seguro incluiremos un montón de mentiras,
sino nuestro fuego, nuestro fuego elemental,
para que se eleve de golpe en una enorme llama como un falo que
penetra en el espacio
y fecunda el cenit y el nadir
y lanza millones de chispas de átomos nuevos
y nos chamusca, e incendia la casa.
David Herbert Lawrence, Gran Bretaña, 1885-1930
Versión © Gerardo Gambolini
Fire
Fire is dearer to us than love or food,
hot, hurrying, yet it burns if you touch it.
What we ought to do
is not add our love together, or our goodwill, or any of that,
for we're sure to bring in a lot of lies,
but our fire, our elemental fire
so that it rushes up in a huge blaze like a phallus into hollow space
and fecundates the zenith and the nadir
and sends off millions of sparks of new atoms
and singes us, and burns the house down.
Anaxágoras
Cuando Anaxágoras dice: ¡Hasta la nieve es negra!
los científicos lo toman muy en serio
porque está enunciando un ‘principio’, una ‘ley’ —
que todas las cosas son compuestas, y por lo tanto la más pura nieve blanca
tiene en ella un elemento de negrura.
A eso lo llaman ciencia, y realidad.
Yo lo llamo vanidad mental y fraude
y tonterías, porque la nieve pura es blanca para nosotros
blanca y blanca y sólo blanca
con una encantadora eclosión de blancura en el blanco
en el que el alma se deleita y los sentidos
experimentan la dicha.
Y la vida es para el goce, y la dicha
y el temor, y la oscura, arrolladora amenaza del final.
Luego otra vez el brillante amanecer del regocijo
ante la pura nieve blanca, o la luna suspendida.
Y a la caída del sol la nieve es azul, tan fríamente azul
con un toque de los pétalos helados de la flor de Scilla
pero nunca la sombra de un reflejo del negro fúnebre de Anaxágoras.
David Herbert Lawrence, Gran Bretaña, 1885-1930
Versión © Gerardo Gambolini
Anaxagoras
When Anaxagoras says: The snow is black!
he is taken by the scientists very seriously
because he is enunciating a ‘principle’, a ‘law’
that all things are mixed, and therefore the purest white snow
has in it an element of blackness.
That they call science, and reality.
I call it mental conceit and mystification
and nonsense, for pure snow is white to us
white and white and only white
with a lovely bloom of whiteness upon white
in which the soul delights and the senses
have an experience of bliss.
And life is for delight, and for bliss
and dread, and the dark, rolling ominousness of doom
then the bright dawning of delight again
from off the sheer white snow, or the poisoned moon.
And in the shadow of the sun the snow is blue, so blue-aloof
with a hint of the frozen bells of the scylla flower
But never the ghost of a glimpse of Anaxagoras’ funeral black.
sábado, 25 de septiembre de 2010
D. H. Lawrence / 3 poemas
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