lunes, 23 de agosto de 2010

Esteban Moore


“Pronto, no lo volverás a ver”

el sol arde en los rastrojos de trigo
rebota en la ruta
forma espejismos en la distancia
estamos saliendo de la curva antes del cruce de la laguna
la cupé se afirma en la larga recta
repentinamente mi padre comienza a bombear los frenos
antes de clavarlos
las cintas chillaron en las campanas
las gomas quemaron caucho
y casi me golpeo contra el parabrisas
cuando con un volantazo firme
bajó a la banquina poceada
casi gritando: “Mirá eso, pronto no lo volverás a ver...”
Eran Martín Gálvez y Degregori – el viejo como le decía Cancela
reseros de oficio
que montados en caballos bien mantenidos
– un colorado de troncos negros y un tobiano
arreaban por la cuenta una tropa de vacas gordas
– 30 y pico o quizás 40
– algunas machorras en el lote
“las llevan a lo de Cardoner...
hoy hay remate especial...”
dijo mi padre al tiempo que levantaba su brazo para saludarlos
luego de ser correspondido
se calzó con firmeza el panamá de ala angosta
acarició dos o tres veces con la punta de la bota gastada
el acelerador de la Chrysler
... una baturé descapotable del 36 – 6 en línea – con radiador de aceite
y llantas de rayos
que rugió ronca antes de morder nuevamente
el concreto de la 205
primera... segunda el bramido del motor flotaba puro
en la mañana caliente
tocó la palanca de cambios – punto muerto – aceleró en vacío
antes de enganchar la directa
me da un golpe de vista y comenta satisfecho que estaba
tirando los cambios sin usar
el embrague
clava los ojos en el cemento y el cielo de nuestro horizonte inmediato...
.... y nos perdemos hacia el futuro

Esteban Moore, Buenos Aires, Argentina, 1952
imagen: Ruta 205

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