sábado, 18 de febrero de 2012
Anónimo S. XVII
martes, 28 de septiembre de 2010
Dos canciones anónimas españolas
Cuando yo era ladrón en los montes Pirineos
Cuando yo era ladrón en los montes Pirineos
lo primero que robé fueron unos ojos negros,
fueron unos ojos negros en una cara morena,
la vida me ha de costar si no me caso con ella.
Si no me caso con ella, Rosita de Alejandría,
que vengo de noche a verte porque no puedo de día,
porque no puedo de día, porque me voy al trabajo
en la ventana de arriba y en la ventana de abajo.
En la ventana de abajo abajo y en la ventana de arriba
tengo yo los mis amores, Rosita de Alejandría,
Rosita de Alejandría, Rosita de los rosales,
si no me caso contigo me marcharé a Buenos Aires.
“Si te vas a Buenos Aires, ¿con quién voy a quedar yo?”
“Con tus padres y los míos, pa’ setiembre vuelvo yo.”
“Cuando vuelvas pa’ setiembre, ya no me conocerás,
que mata más una pena que una grave enfermedad.
“Si el mar se volviera tinta y la tierra papelones,
no se podría escribir lo malos que son los hombres,
lo malos que son los hombres, lo digo porque lo sé,
si alguno me está escuchando, también lo digo por él.”
Anónima, tomado de El Calendario del Pueblo, vol. 2
interpretada por Joaquín Díaz
imagen: Tolosa, 1844
La dama y el pastor
“Pastor que andas por el monte tendido por esas grañas,
pa’ que no te pique el sol, sí, sí, pastor, ven conmigo a mi cabaña.”
Contesta el buen del pastor, “A tu cabaña ir no quiero,
tengo el ganado en el monte, sí, sí, adiós, voy a subir a por ello.”
“Pastor que está acostumbrado y a comer pan de centeno,
si te casaras conmigo, sí, sí, pastor, comerías trigo bueno.”
Contesta el buen del pastor, “Al buen hambre no hay pan negro,
tengo el ganado en el monte, sí, sí, adiós, voy a subir a por ello.”
“Si quieres venir conmigo y el domigo por la tarde,
si quieres venir conmigo, sí, sí, pastor, podemos echar un baile.”
Contesta el buen del pastor, “Contigo bailar no quiero,
tengo el ganado en el monte, sí, sí, adiós, voy a subir a por ello.”
Anónima, tomado de El Calendario del Pueblo, vol. 2
interpretada por Celestino Martín
lunes, 5 de abril de 2010
Anónimo
Estaba un día la reina
con zagalejo encarnado
dando gracias a la Virgen
que tan bella la ha criado
Viniendo el rey por detrás
con la varita le ha dado.
“Estáte quieto, Andarique,
mi querido enamorado,
que dos hijos tengo tuyos
y dos del rey, que son cuatro.
Los del rey comen en mesa
y los tuyos a mi lado;
los del rey montan en mula
y los tuyos a caballo;
los del rey llevan espada
los tuyos puñal dorado.”
Y el rey, al oír esto,
para atrás se ha retirado.
Al bajar por la escalera
a Andarique se ha encontrado.
“¿Adónde vas, Andarique,
a estas horas al palacio?”
“A mi señora, la reina,
a enviarle este regalo.”
“Ese regalo, Andarique,
podía estar bien escusado.”
Ya desenvainó la espada,
la cabeza le ha cortado;
la ha puesto en fuente de plata
y a la reina la ha enviado.
Estando un día comiendo
la reina un suspiro ha dado.
“¿Por qué suspira, la reina,
teniendo el rey a su lado?”
“Suspiro por Andarique,
que era un paje bien mandado.”
“No ha de suspirar, la reina,
si era vuestro enamorado.”
“Máteme, el señor rey,
que me tiene a su comando.”
“Matar, no te mataré,
pierde, reina, ese cuidado;
pero te emparedaré
como a los emparedados
y te daré de comer
rebojos de mis criados
y te daré de beber
orines de mis caballos
y luego me casaré
con una de quince años,
que tenga los ojos negros
y los labios encarnados.”
* versión de San Muñoz, Salamanca, del Romance de Landarico
imagen: Gerineldo y la infanta