Yo aquí
Yo aquí, a veinte días
de nueve años sin haber vuelto,
confieso: que todos los ríos duelen.
El pulmón denso del Plata, o el Aqueronte.
En cualquier pocilga o palacio
siempre esa navegación de ríos
y esa triste manera de ser feliz.
Miguel Machalsky, Buenos Aires, Argentina, 1954
reside en Francia desde 1977
imagen: s/d
Bosque
La bella inteligencia del camino
abriéndose paso entre lagartijas
desembocando en dunas;
su sinuosa astucia.
El coraje de los pinos
tan sin hombres; su madera
más que vieja.
El ancho vientre del horizonte de parto,
a punto de soltar aves
más rápidas que nuestras flechas,
más —mucho más— enteras
que nuestras breves velas.
Miguel Machalsky, Buenos Aires, Argentina, 1954
Breve paisaje
Ruido de brasas. El parque endulzado por el aire.
Ancianos boqueando, los párpados marchitos.
El río saca nuevos murmullos y juega
a abalorios de luz. Los puentes se descascaran.
Cuarenta años después, el mismo otoño
—el de Eliot—
me roza y espera
que yo haga algo.
Me convierta, por ejemplo, en otro.
Miguel Machalsky, Buenos Aires, Argentina, 1954
Árbol ralo
Lo más triste de la vida es esa manera que tiene
de ser igual a sí misma, con su estribillo que vuelve
a pasar por los ojos o detrás de los ojos.
Lo más triste es ser viejo, como un búho girando su cabeza
en la noche. Colgado de una rama esmirriada, altísima,
encima de las tumbas
de los seres queridos.
Miguel Machalsky, Buenos Aires, Argentina, 1954
sábado, 18 de diciembre de 2010
Miguel Machalsky
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