Oíase a través de las olas subidas el grito de los puertos y
las ciudades
y el frío de las campanas.
y el frío de las campanas.
Los cielos mueven el puente de los días.
El frío se sumerge en las ramas.
Recogemos la sombra que cae de los pájaros.
Te has ido.
Enumero las albas bajo la espuma azul de la noche.
Te has ido.
Enumero las albas bajo la espuma azul de la noche.
Corderos desfigurados reflejan en sus ojos las vueltas de
las estrellas
y los viejos molinos.
y los viejos molinos.
Ha caído mi voz, mi última voz, que aún guarda mi nombre.
Mi voz:
pequeña línea, pequeña canción que nos separa de las cosas.
Mi voz:
pequeña línea, pequeña canción que nos separa de las cosas.
Estamos lejos de mi voz y el mundo, vestidos de humedades
blancas.
Estamos en el mundo y con los ojos en la noche.
Mi voz es fría y sucia como la piel de los muertos.
Mi voz es fría y sucia como la piel de los muertos.
Al pie de los aromas blancos recobro mis manos en plegaria.
Una vez había...
Una vez había...
Los canales hastiados se ponen en camino lejos de nuestros
ojos.
Para sí trazan el pavor los soles.
Para sí trazan el pavor los soles.
Apoyo mi rostro sobre la sombra siete veces obscura
y atravieso los diques ajustados que arrastran los vientos.
y atravieso los diques ajustados que arrastran los vientos.
Rodaba mi acento de mar desgarrado sobre siete caminos de
nieve.
Jacobo Fijman, Orhei, Besarabia, 1898 – Buenos Aires, 1970
de Hecho de estampas (1929)
imagen: Ma Yuan, El Río
Amarillo cambia su curso