En el jardín de Anna
Ciertamente, si hubiéramos vivido en mil setecientos sesenta
esa es la fecha que descifraste Anna en ese banco de piedra
y yo por desgracia hubiese sido alemán
pero estuviera por suerte cerca de ti
habríamos hablado de amor de manera imprecisa
casi siempre en francés
y tomada de mi brazo con pasión
me habrías escuchado hablarte de Pitágoras
pensando también en el café que tomaríamos
media hora después
y el otoño se habría parecido a este otoño
que el berberis y los pámpanos coronan
y a veces, de repente, yo habría saludado en voz muy baja
a damas nobles lánguidas y gordas
habría paladeado lentamente y a solas
durante largas veladas
el espeso tokay o la malvasía
me habría puesto mi traje español
para irme por el camino por donde viene
en su vieja carroza
mi abuela que se niega a entender el alemán
habría escrito versos llenos de mitología
sobre tus senos la vida campestre
y las damas de la comarca
habría roto a menudo mi bastón
sobre el lomo de un campesino
habría amado escuchar música
comiendo jamón
habría jurado en alemán te lo juro
cuando me sorprendieras besando en la boca
a esa criada pelirroja
tú me habrías perdonado en el bosque de mirtos
yo habría canturreado un momento
luego habríamos escuchado un buen rato los ruidos del crepúsculo
Guillaume Apollinaire, Roma, 1880 – París, 1918
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: Dutailly, Homme et femme conversant dans un jardin
Dans le jardin d’Anna
Certes, si nous avions vécu en l’an dix-sept cent soixante
Est-ce bien la date que vous déchiffrez Anna sur ce banc de pierre
Et que par malheur j’eusse été allemand
Mais que par bonheur j’eusse été près de vous
Nous aurions parlé d’amour de façon imprécise
Presque toujours en français
Et pendue éperdument à mon bras
Vous m’auriez écouté vous parler de Pythagoras
En pensant aussi au café qu’on prendrait
Dans une demi-heure
Et l’automne eût été pareil à cet automne
Que l’épine-vinette et les pampres couronnent
Et brusquement parfois j’eusse salué très bas
De nobles dames grasses et langoureuses
J’aurais dégusté lentement et tout seul
Pendant de longues soirées
Le tokay épais ou le malvoisie
J’aurais mis mon habit espagnol
Pour aller sur la route par laquelle
Arrive dans son vieux carrosse
Ma grand-mère qui se refuse à comprendre l’allemand
J’aurais écrit des vers pleins de mythologie
Sur vos seins la vie champêtre et sur les dames
Des alentours
J’aurais souvent cassé ma canne
Sur le dos d’un paysan
J’aurais aimé entendre de la musique en mangeant
Du jambon
J’aurais juré en allemand je vous le jure
Lorsque vous m’auriez surpris embrassant à pleine bouche
Cette servante rousse
Vous m’auriez pardonné dans le bois aux myrtilles
J’aurais fredonné un moment
Puis nous aurions écouté longtemps les bruits du crépuscule
jueves, 18 de febrero de 2010
Guillaume Apollinaire
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