Ni piedras ni piernas blancas se ven de noche
De noche funciona el tacto,
ciego como la piedra negra o blanca.
El tacto es pariente de la chispa.
No tan lejano como se cree.
La noche duerme en el fondo de la tierra
más espesa que la misma traición blanca y negra.
De’ai, todos seríamos pequeños traidores llevando
nuestra sombra al sol.
Y no se ha visto a nadie escupiendo su propia sombra
como quien ahuyenta un perro negro
Contando, contando, no hay cuento sin traidor.
Sin traiciones no hay historias
El negro puñal de la noche negra mueve el mundo blanco.
La noche te rebana,
el día te cose puntualmente
como araña magistral
¡Pobre de ella! Vieja enana de cabeza e‘fósforo raspado
llenando las cajas de la nada.
Pero hay una traición magistral,
lección magistral de la nada,
acumulada
hecha ceniza
que a la larga gana.
Aunque el viento la desparrama
y nunca se junta a tiempo.
Y siguen las traiciones porque si no no hay nada.
Entre manoteos y pataleos
se le va a uno la vida.
Las voces se van alejando
y la memoria se hace a un lado.
Prenderse fuerte decada día
y aguantarse...
La vida es darse maña,
pura maña,
de mañana.
Ricardo Zelarayán, Entre Ríos, Argentina, 1922-2010
imagen: s/d